sábado, 26 de septiembre de 2015

COMITÉ DE SELECCIÓN

Dr. Jorge Flores
Dr. Leopoldo García-Colín Scherer
Dr. Tomás Garza
Dr. Gonzalo Halffter
Dr. Guillermo Haro †
Dr. Jaime Martuscelli
Dr. Marcos Moshinsky
Dr. Arcadio Poveda
Dr. Héctor Nava Jaimes
Dr. Juan José Rivaud
Dr. José Sarukhán K.
Coordinadora fundadora:
Física Alejandra Jaidar †
Coordinadora:
María del Carmen Farías


EDICIONES
Primera edición, 1991
La ciencia para Todos, es proyecto y propiedad del Fondo de Cultura Económica, al que pertenecen también sus derechos. Se publica con los auspicios de la Subsecretaría de Educación Superior e Investigación científica de la SEP y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
D. R. © 1990, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA, S. A. DE C. V.
Av. De la Universidad, 975; 03100 México, D. F.
ISBN 968-16-3434-9
ISBN 968-16-2388-6 (Obra completa)
Impreso en México
NOTA

Al presentar esta serie de doce volúmenes sobre El océano y sus recursos se tuvo el propósito de dirigirlos a los jóvenes estudiantes que cursan las enseñanzas media-básica y superior, y ofrecer al público en general una información amena y sencilla sobre el maravilloso mundo que representan los océanos, para así contribuir a despertar el interés hacia los fenómenos que suceden en la inmensidad de sus aguas y sobre los recursos que contienen.
En este último volumen de la serie, el XII, se describe la relación que la humanidad ha tenido con el océano a través de los años, y cómo los recursos oceánicos influyen en la economía y en la productividad del hombre; también se reseñan el transporte marítimo, el derecho del mar, la contaminación de sus aguas y el futuro de la industria pesquera mundial.
Asimismo, se llama la atención sobre el mal uso que se le está dando a los océanos y la necesidad de establecer una cooperación internacional para lograr su aprovechamiento racional.
El océano desempeñará un importante papel en el futuro de la humanidad, por lo tanto, su conocimiento y el de sus recursos permitirán administrarlos adecuadamente, para beneficio de la humanidad.
LOS AUTORES



LA PRIMERA ENCICLOPEDIA OCEANOGRÁFIA MEXICANA
1989
VISIÓN PANORÁMICA.
Dice el viejo refrán que "la primera novia nunca se olvida"; y en mi caso —aunque a veces haya tenido compañeras— su recuerdo me ha acompañado siempre.
El noviazgo fue precoz. Mi padre fue originalmente oficial de marina; pero apenas cumplidos los siete años reglamentarios, pidió licencia ilimitada. De carácter dinámico y clara inteligencia, marchó por nuevos senderos al obtener el título de ingeniero civil, primero, y el de abogado, después.
En el fondo, seguía rindiéndole amoroso culto a su novia de la juventud, "la Mar". No era, pues, raro que el hijo que escuchaba continuamente vocablos marinos en el hogar, y pasaba las vacaciones en el puerto de Veracruz tuviera también por novia a "la Mar".
Ese amor empezó a tomar orientaciones más precisas cuando, estando en la Preparatoria, mi padre me regaló un ejemplar del libro del oceanógrafo francés Louis Joubin: La vie dans les océans (1912), verdadera enciclopedia oceanográfica llena de información; pero escrito en lenguaje claro y preciso. Devoré ávidamente la obra, que se convirtió en libro de cabecera, y aún hoy suelo hojearlo. Gracias a Joubin me di cuenta de que la Mar no me fascinaba tanto por sí misma, sino principalmente como hogar de múltiples animales; entre ellos los protozoarios, que se convirtieron en mi interés principal. Mi tesis profesional, que terminé en 1924, tenía por título Protozoarios del Lago de Xochimilco; por demás mediocre, pues no había nadie en México en aquellos años que se interesara en ese grupo zoológico, y la bibliografía accesible era en extremo escasa.
Posteriormente tendría la inesperada ocasión de entablar relaciones epistolares con el sabio francés para tratar asuntos de la Estación de Biología Marina del Golfo. Ésta marchaba viento en popa; incluso iniciando un museo, y proyectando un crucero franco-mexicano en el Golfo.
Tuve la suerte de comenzar a trabajar en el campo de la biología cuando aún era estudiante, en 1923, como jefe de la Comisión Mixta de Biología Marina, formada por tres elementos de la Dirección de Estudios Biológicos y tres de la de Pesquerías, que tuvo que interrumpir sus tareas al poco tiempo de iniciadas por haber estallado la revolución delahuertista, precisamente en Veracruz. Fundador y jefe de la Estación de Biología Marina del Golfo (1926-1927) volví a Veracruz; pero la Estación fue suprimida, cuando estaba en pleno trabajo, por razones de economía.
Becado por la Fundación Guggenheim (1931-1933) para hacer estudios de biología marina y protozoología, obtuve mi grado de doctor en filosofía (protozoología) en la Columbia University de Nueva York; como fundador y director del Instituto Biotécnico (1933-1934) incluí en él una Sección de Hidrobiología. En 1933, por encargo del presidente electo Lázaro Cárdenas, estudié el sistema lagunar de Michoacán, y proyecté una Estación Limnológica en Pátzcuaro (tarea interrumpida por haberse segregado el ramo de Pesca de la Secretaría de Agricultura). Fui promotor y primer maestro de las materias de hidrobiología (60 años) y pesca (70) en la carrera de ingeniero agrónomo especialista en bosques, de la Escuela Nacional de Agricultura, y proyecté luego una Comisión Nacional de Pesca (1952) con objeto de promover la investigación científica en el ramo, que no llegó a tener vida.
Fungí como promotor y primer profesor de las cátedras de ecología y conservación —incluyendo pesca— en la Escuela Normal Superior (1947) y de recursos básicos en la de Ciencias Biológicas del IPN (l951). También fui promotor y director del Instituto Mexicano de Recursos Naturales Renovables (1952), en el que se incluyeron temas hidrobiológicos.
Hasta la fecha he publicado los siguientes libros sobre la materia: Bibliografía razonada en pesca e hidrobiología, 1960; Problemas de la industria pesquera en México, 1963;Problemas de caza y pesca deportivas, 1968; Los Crocodylia de México, 1974, yPanorama pesquero nacional, análisis de tres lustros, 1978.
Como se ve por lo expuesto en párrafos anteriores, desde 1923 hasta 1974 —largo medio siglo— mi interés en la hidrobiología se conservó activo en una forma u otra; a partir de entonces he tenido contactos esporádicos con ella. Así pues, creo que en mi caso el refrán resulta correcto, y aún sigo pensando con nostalgia en la novia de la juventud: "la Mar".
Por ello, nada podía honrarme y complacerme más que la amable invitación de mis estimados colegas: Juan Luis Cifuentes, Pilar Torres García y Marcela Frías M., para comentar su excelente obra El océano y sus recursos, la primera y muy valiosa aportación que al prestigio científico nacional hacen los autores dando a luz la que es la primera y erudita enciclopedia oceanográfica mexicana.
Hacía ya tiempo que tenía frecuentes pláticas con Juan Luis Cifuentes, a quien conocí en mi cátedra de zoología en la Escuela Preparatoria y había seguido con el afecto que siempre he sentido por aquellos de mis alumnos que veo aman la biología y a ella piensan dedicarse. Tal fue su caso, y no pasó mucho tiempo para que el estudiante pasara a ser "colega". Y cuando ese colega comenzó a destacarse como profesor y también investigador, lo seguí con atención. No tuve que esperar mucho para ver que se convertía en maestro querido y respetado, siempre dispuesto a ayudar a quienes lo merecían, cuya mayor ambición era tener un puesto en el Laboratorio de Invertebrados de la Facultad de Ciencias, que él mismo había formado y que hasta la fecha dirige.
Mi interés creció cuando me explicaron que la obra proyectada no iba a ser un corto "manual", sino una amplia aportación a la que habían titulado El océano y sus recursos,nombre atractivo y adecuado.
El propósito era publicarla en 12 volúmenes, dentro de la recién creada colección La Ciencia desde México, en coedición de la Secretaría de Educación Pública, el Fondo de Cultura Económica y CONACyT.
Me llenó de satisfacción el saber que, gracias a sus esfuerzos y a su valiente decisión de emprender la tarea, pronto dispondríamos de una real obra de consulta, editada en México.
Pero sentí cierto temor de que la tarea fuera a quedar incompleta. Vino a mi memoria una conversación sostenida hacía 38 años. En 1946 tuve la oportunidad de concurrir a la conmemoración del Centenario de Lamarck que se realizó en París. Y una de mis primeras visitas fue a mi muy querido amigo y colega el profesor Pierre-P. Grassé, que me habló entusiasmado de la publicación de un gran texto de zoología que bajo su dirección se iniciaba, escrito por los más destacados especialistas, predominantemente franceses.
La obra proyectada, aparte de su interés científico, sería una muestra de que Francia aún ocupaba lugar prominente en el mundo científico, donde el idioma galo ocupa un sitio de honor, a pesar de la competencia del inglés. Para lograr tal propósito, la obra no excedería de 17 volúmenes, y se vendería a un precio moderado para facilitar su difusión, procurando editarla con la mayor premura posible.
Algo seguí conociendo al respecto por mi correspondencia con el profesor Grassé. Pero dio la casualidad de que dos años después se celebró en París el XIII Congreso Internacional de Zoología, al que llevé la representación de México.
A mi llegada a la Ciudad Luz, fui de inmediato al laboratorio de Grassé para enterarme de la "gran obra", y con placer supe que el proyecto era ya realidad y que al año siguiente saldría a luz el primer volumen, que correspondía al ordinal IX de la serie. Pero, el "pero" eterno de las grandes empresas, había surgido: el número de tomos calculado resultó insuficiente; para no variar, se mantendrían los volúmenes anunciados, y cuando fuera necesario se dividían en fascículos, algunos con un millar o más de páginas; además, dicho aumento retardaría el tiempo de publicación; y, por último, el precio a que se vendería, aunque justificado por el valor del Traité de Zoologie, distaba mucho de ser moderado.
Éste fue el primer pero que encontré para la obra mexicana. Y aún no había terminando de considerar el ejemplo extranjero, cuando me vino a la memoria otro nacional: lasObras de Francisco Hernández.
Recordé la noche del año de 1959 en que los 16 invitados a integrar el Consejo Consultivo nos reunimos en la oficina del rector Nabor Carrillo para integrar dicho cuerpo colegiado. Lo presidiría Efrén C. del Pozo, secretario de la UNAM, y Germán Somolinos d'Ardois, uno de los destacados españoles a los que la cuartelada franquista trasterró, y que desde su llegada al país se sumergió en el estudio de Francisco Hernández, ocuparía la secretaría. El trabajo comenzó desde luego y se calculaban plazos razonables. Cambió el Rector y hubo necesidad de interiorizar al entrante con el proyecto; murió del Pozo, quien le había prestado todo su apoyo; y falleció también Somolinos, pilar máximo de la empresa.
Los años pasaban y la obra no se terminaba. Sólo fue hasta una mañana de julio de 1985 cuando los miembros de la Comisión Editorial que aún vivíamos recibimos, de manos del rector Carpizo, el último de los siete volúmenes. El primero ocupaba un sitio en mi biblioteca desde mediados de julio de 1959... 26 años antes.
Recordando, pues, lo sucedido con el Traité de zoologie en Francia, y con las Obras de Francisco Hernández en México, seguí de cerca la marcha de El océano y sus recursos, en 12 volúmenes ilustrados... que sí tuvo éxito, y se completó de 1986-1990. Veamos ahora las características de esta obra e intentemos una sumaria valoración de la misma.
Por las condiciones geográficas de nuestra República, con costas en los dos mayores océanos del mundo, debía esperarse que México fuera un país eminentemente pesquero; pero, como con razón se ha dicho, México ha vivido siempre "de espaldas al mar".
Ruiz Cortines, de origen jarocho, anunció en su Programa de Gobierno la "Marcha al mar". Inclusive me encargó —después desde mis tiempos veracruzanos, cuando estaba en la Estación de Biología Marina del Golfo, nos conocimos— prepararle un plan de actividades, encargo que cumplí.... pero que nunca se convirtió en realidad.
Tampoco las aguas interiores han recibido mayor atención, a pesar de su riqueza en animales comestibles y de los esfuerzos de Esteban Cházari, que promovió la pesca y el cultivo de las especies que habitan en ríos y lagunas, publicando: en 1884 un extenso libro, Piscicultura en agua dulce, LIX + 821, México, editado por la Secretaría de Fomento.
Sin embargo, el interés en la materia fue mínimo en los tres últimos lustros del Porfiriato. Al triunfo de la Revolución Constitucionalista se dieron los primeros pasos, aún en el periodo preconstitución, para orientar una política coherente para explotar la fauna y la flora del país.
La primera Ley de Pesca se expidió en 1925, un año antes de que se estableciese el primer centro de investigación hidrobiológica que hubo en México: la Estación de Biología Marina del Golfo, en el puerto de Veracruz.
A partir de entonces, los centros docentes y de investigación se han multiplicado.
Entre los pioneros en estas actividades pueden señalarse a Antonio García, autodidacta que con el tiempo se convirtió en un experto en los aspectos prácticos de la pesca al que frecuentemente se consultaba, y de quien tuve la satisfacción de que colaborara conmigo en los primeros trabajos en la materia los años de 1923 y 1926; Mauro Cárdenas, que laboró en muchos campos y se distinguió cuando trabajó en la Unión Panamericana; Pedro Mercado, que desarrolló en Ensenada la primera Escuela Superior de Ciencias Marinas y el Instituto de Investigaciones Oceanológicas; Jorge Carranza, que estableció la Estación de Biología del Tecnológico de Veracruz y posteriormente tuvo a su cargo la dirección del Instituto Nacional de Pesca; a su vez, Agustín Ayala Castañares comenzó por crear un modesto Centro de Ciencias del Mar y Limnología, en el Instituto de Biología, que actualmente es de la mayor importancia en el ramo; y, junto a ellos, toda una pléyade de biólogos que han trabajado en los establecimientos del ramo, que hoy se encuentran en toda la República.
Naturalmente esto motivó el florecimiento de centros de enseñanza e investigación, varios de ellos, con prestigiadas publicaciones, que listan ya centenares de títulos. Pero no existía ninguna obra que pudiera ser libro de consulta para quienes cultivan la oceanografía en todos sus aspectos. Este honor se hallaba reservado para Juan Luis Cifuentes, autor, junto con dos jóvenes pero ya destacadas investigadoras: Pilar Torres García, y Marcela Frías Mondragón, de la enciclopédica obra El océano y sus recursos,excelente resultado de sus esfuerzos.
Cifuentes, hijo de la Universidad Nacional Autónoma de México desde la Preparatoria, obtuvo en ella su título profesional y grado académico; maestro distinguido en el ciclo de bachillerato, lo fue también en la Facultad de Ciencias, cuya dirección ocupó en el periodo 1973-1977, al que varias veces he calificado como época de oro de las ciencias biológicas en el plantel, no atreviéndome a juzgar los otros ramos que lo integran, aunque de labios de brillantes profesionistas no biólogos he escuchado juicios semejantes.
Para acompañarlo en la agotadora tarea de escribir tal obra, invitó a dos de sus discípulas en las aulas, y colegas en el laboratorio, ambas profesionales destacadas. Han laborado en el campo de la docencia y la investigación y su producción ha sido publicada en diversas revistas científicas.
En cuanto al coordinador de la obra, el maestro Cifuentes Lemus, su nombre es conocido ampliamente en México, donde ha laborado por largos años en su alma mater, atendiendo cátedras en la Escuela Nacional Preparatoria desde 1954 y en la Facultad de Ciencias de la UNAM desde 1963, ocupando con relevante actuación el cargo de director del plantel.
Pero su prestigio también se conoce por toda la República, pues convencido de la conveniencia de la descentralización de la investigación científica, ha promovido y colaborado en todos los aspectos, dictando cursos en una veintena de centros de docencia e investigación, en todo el país, preferentemente en los campos de la biología y la pesca.
Si todo ello no fuera suficiente para considerarlo como figura señera en esos campos, basta decir que también ha ocupado cargos científicos administrativos de alto nivel, que obligaban a decisiones ejecutivas: uno de ellos, como subdirector, general de Pesca en la Secretaría de Industria y Comercio, (1966-1970) y otro como director del Programa Internacional de Investigación y Fomento Pesquero México/PNUD/FAO (1969-1970, 1979-1980).
No es extraño que, con ese equipo, la obra El océano y sus recursos, tanto en el aspecto científico-biológico como en aplicaciones específicas a problemas pesqueros en todos sus aspectos, haya hecho aportaciones relevantes.
La presentación de El océano y sus recursos en doce volúmenes parece muy adecuada, ya que en cada uno se trata un tema determinado, de suficiente extensión para cubrirlo decorosamente. De esa manera, quien sólo se interese en uno, dos o tres campos, podrá adquirirlos con modesto desembolso. Mientras que quien desee enriquecer su biblioteca con una verdadera enciclopedia oceanográfica, no tendrá sino que adquirir los 12 manejables volúmenes.
La presentación y distribución del material tiene características individuales, pero presentadas dentro de un plan uniforme para toda la obra, que también ofrece ilustraciones, las cuales, por su elección y ejecución, muestran la capacidad pedagógica de los autores. La inclusión de breves biografías de personas que se han destacado en alguna de las ramas de ese grueso árbol que es el estudio del océano es laudable, y será seguramente bien recibida.
Felicito sinceramente a Juan Luis Cifuentes Lemus, Pilar Torres-García y Marcela Frías Mondragón, egresados todos de la benemérita Universidad Nacional Autónoma de México.
Como maestro de esta institución por más de treinta años, y en la actualidad profesor emérito en la misma, nuevamente felicito a mis tres distinguidos colegas, sincera y cordialmente, agradeciéndoles me hayan honrado solicitando escribiera estas líneas, lo que con todo gusto acepté.
ENRIQUE BELTRÁN




I. EL OCEANO Y LA HUMANIDAD
AUNQUE es posible que los primeros antepasados biológicos de todos los seres vivos aparecieran en agua salada hace miles de millones de años, los más antiguos restos de la especie humana se encontraron lejos del océano, entre los sedimentos de lagos y cavernas prehistóricos. Quizá en esa época el hombre consideraba al mar y a las montañas, como dos grandes barreras aparentemente infranqueables.
Se ha estimado que el hombre ha existido desde hace cerca de 1.5 millones de años, y tomó todo este tiempo, hasta principios de la era cristiana, para que se alcanzara una población de 250 millones de habitantes; después, pasaron más de 1 650 años para que ésta se duplicara, ya que entonces había 500 millones de habitantes; pero en los últimos siglos, gracias a los descubrimientos en médicina que le han proporcionado mayor salud y han aumentado sus posibilidades de vida, en sólo 200 años llegó a los 1 000 millones, y en el último siglo pasaron 30 años para aumentar a 2 000 millones de personas; después de 57 años la población mundial llegó a los 5 000 millones, cifra que oficialmente se alcanzó el domingo 12 de julio de 1987 al nacer un niño en la ciudad yugoslava de Zagrebo. Se ha calculado que de continuar la tasa de incremento de la población como hasta ahora, en otros 100 años más el mundo contará con 29 mil millones de habitantes.
Figura 1. Incremento de la población. 
La población mundial actual presenta una distribución desigual y se sabe que el 28% vive en las llamadas "regiones desarrolladas" que comprenden Europa, la Unión Soviética, América del Norte (con excepción de México), Oceanía y Japón, las cuales controlan el 80% de la riqueza y producen el 90% de la contaminación del planeta.
Por otro lado, el 72% restante de la población mundial se localiza en las llamadas regiones "en desarrollo" o "subdesarrolladas", constituidas por el Lejano Oriente, con excepción de Japón, el Medio Oriente, África y América Latina, y cuya economía depende de las naciones desarrolladas.
Con esta distribución de la riqueza, los países desarrollados se comportan como explotadores de los subdesarrollados y les aplican su política imperialista y neocolonialista; de continuar más tiempo las actuales tendencias, el 10% de la población pertenecerá al "mundo desarrollado", mientras que el 90% pasará a la categoría de "en desarrollo" debido, principalmente, a la incapacidad de las clases dirigentes para incorporar con un sentido social el avance tecnológico y repartir, de manera equitativa, la riqueza.
Uno de los problemas más graves que se presenta en la actualidad es el hambre, que no es sólo la necesidad de comer sino que, como lo definen los técnicos en alimentación y salud, es la "privación continua de alimento suficiente que impide llevar una vida sana".
Cuando los niños padecen hambre o desnutrición durante su desarrollo, presentan retraso físico y mental y son más vulnerables a las enfermedades, presentándose entre ellos frecuentemente muertes por diarrea o por afecciones de las vías respiratorias. Además, la carencia de vitaminas y minerales trae como consecuencia que se presenten otros males, como ceguera por falta de la vitamina A, escorbuto por carencia de la B, anemia por escasez de la D y bocio por la falta de yodo. 

Figura 2. Desnutrición infantil. 
Muchas veces se considera que el problema más grande es el hambre aguda, que ocasiona la muerte por inanición; sin embargo, se tiene que recordar que la mayor parte de las muertes se producen por enfermedades debidas a una mala nutrición. Además la mala nutrición, cuando se presenta en los adultos, hace que éstos sean débiles, apáticos, menos creativos e imaginativos; y por lo tanto, que su rendimiento en el trabajo sea mínimo; de ahí los problemas económicos que se presentan en los pueblos con hambre.
Según los datos del Consejo Mundial de la Alimentación, de los 5 000 millones de habitantes que tiene el planeta; cada año mueren, por causas relacionadas con el hambre, entre 40 y 70 millones; de éstos, 15 millones son niños; lo que significa que cada día mueren por hambre 40 mil niños.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)calcula que existen en el mundo alrededor de 435 millones de personas con problemas de desnutrición y que 800 millones están amenazadas temporal o permanentemente por el hambre; estas personas constituyen el 23% de la población total de África, el 13% de la de América Latina, el 10% de la del Cercano Oriente y el 28% de la de Asia.
Los especialistas piensan que los alimentos que existen serían suficientes, a condición de que se repartieran equitativamente entre todos los habitantes del planeta, y hasta se cree que la producción actual de alimentos rebasa en un 10% a las necesidades nutricionales de la humanidad.
Sin embargo, el hombre comete una serie de errores que lo están llevando de manera paulatina a cambios altamente perjudiciales. En primer lugar, son pocos los esfuerzos colectivos que se hacen para disminuir la tasa de crecimiento demográfico; por ejemplo, en México, el Consejo Nacional de Población opina que de no aplicarse programas para controlarlo, la población del país será en el año 2000 de más o menos 130 millones de habitantes, con una tasa de crecimiento de 3.2%, pero que si dichos programas se llevan a cabo, sólo se incrementará en 1.0%, y la población alcanzará los 100 millones de habitantes.
Otro error es la falta de justicia y organización social; con el desarrollo de la tecnología, cada vez se cierran más fuentes de trabajo y se obliga a que los sueldos de la mayoría sean más bajos, mientras que los ingresos de las minorías privilegiadas aumentan; de modo que las posibilidades de adquisición de alimentos por la mayoría disminuyen y el problema de la desnutrición y el hambre se incrementa.
También el constituir una sociedad consumista se puede considerar como otro error, debido a que se están utilizando los recursos naturales, tanto renovables como no renovables, de manera irracional y no sólo se están agotando, sino que con los desechos se está contaminando el ambiente a una velocidad mayor que el aumento de la población; así, en Estados Unidos los desechos industriales aumentan tres veces más rápidamente que la población. Esto, además de perjudicar la salud del hombre; destruye el medio adecuado para incrementar dichos recursos.
En un estudio que recientemente realizó la FAO sobre "tierras, alimento y población", se señala que existen suficientes tierras y recursos aprovechables para el número de habitantes actual; sin embargo, algunas condiciones adversas pueden disminuir la producción de alimento; por ejemplo, la sequía producida por la falta o insuficiencia de lluvias durante períodos prolongados; la deforestación ocasionada por el hombre al quitar la vegetación nativa, con el fin de sembrar o de construir sus ciudades, y la erosión causada por el agua y por el viento, que se acentúa en los lugares donde el hombre ha talado.


Figura 3. Desechos industriales. 
En este estudio se señala que "teniendo en cuenta el conjunto del planeta, existen tierras suficientes para cultivar"; en la actualidad sólo se aprovecha el 11% de la superficie total, lo que corresponde a 1 000 millones de hectáreas, y se ha calculado que fácilmente se podría duplicar esta superficie, es decir, llegar a utilizar unos 3 000 millones de hectáreas.
Otra de las condiciones adversas es que en muchos países, sobre todo en vías de desarrollo, la planeación de la agricultura y la ganadería es deficiente, y las mejores tierras se dedican al cultivo del algodón, café, tabaco, sorgo y otros productos de exportación y no para producir alimentos, con lo que sólo las clases acomodadas se benefician.
En el esfuerzo que la humanidad tiene que desarrollar para producir alimento, el océano, que ocupa cerca del 75% de la superficie de la Tierra, ofrece grandes posibilidades, ya que en él se desarrolla gran número de seres vivos. Pero en la actualidad, no obstante que se capturan 92 millones de toneladas y que los productos del mar representan la quinta parte de la proteína que la humanidad consume, apenas se aprovecha la centésima parte de todas las especies que habitan en el océano.
Los organismos marinos pueden proporcionar al hombre los elementos nutritivos que su cuerpo necesita, como son proteínas de gran calidad por lo fácil de su digestión (se ha calculado que con sólo 250 gramos de pescado se obtiene el total de las proteínas necesarias para una buena alimentación); los pescados grasos contribuyen de modo importante a las exigencias calóricas de la dieta, al contener entre un 10 y 20% de grasas; y sus vísceras, en especial el hígado, son ricas en vitaminas y minerales, indispensables para la salud.
El hombre primitivo utilizó al mar como fuente de alimento más que como medio de transporte, y capturaba a los organismos utilizando arpones, construidos con ramas o huesos, algunas trampas que confeccionaba con ramas y redes primitivas fabricadas con cuero. Los moluscos deben de haber abundado en la orilla y sólo se requería de una piedra para abrirlos.
En la actualidad, se calcula que participan en la industria pesquera alrededor de 50 millones de personas, de aproximadamente 100 países con costa; de estas personas, 10 millones realizan la captura y 40 millones se ocupan del procesamiento, la distribución, el abastecimiento, la reparación y construcción de embarcaciones, la operación de los puertos, la investigación y la administración.
Los países subdesarrollados han incrementado su productividad pesquera en los últimos años, y si para los años 50 su aportación sólo representaba más o menos el 20% de la captura mundial, en los años 80 ha llegado al 30%; pero todavía esta cifra es insuficiente para ayudarlos a resolver los problemas de alimentación, y esto se complica, porque algunos de los productos que obtienen del océano los dedican a la exportación y, en otros casos, los reducen para producir harina, en lugar de utilizarlos como alimento; en ocasiones llegan hasta a desechar las especies que no tienen precio atractivo en el mercado.
Esto se hace más aparente al analizar el abastecimiento per capita, que en los países subdesarrollados apenas alcanza los 7 u 8 kg, mientras que en los desarrollados llega a los 26 kg, como es el caso de Estados Unidos, Europa Occidental y Unión Soviética; en otros países alcanza hasta los 75 kg, como en Japón.
Algunos de los organismos que el hombre captura, como los camarones, gambas y langostas, por su escasa oferta y gran demanda, así como el atún y pescados de carne blanca, por la costumbre que tiene la gente para comerlos y por lo costoso de su producción, han pasado a ser verdaderos artículos de lujo que sólo las clases poderosas pueden adquirir, y quedan muy lejos de las posibilidades económicas de la mayoría de la población.
Es indudable que si el hombre quisiera utilizar los recursos vivos del océano para ayudarse a resolver el problema del hambre, tendría que cambiar la estructura actual de las pesquerías, de modo que aumentara la utilización de pescado y mariscos para el consumo humano, y se evitase que miles de toneladas se conviertan en material de desperdicio o se empleen en la producción de harina para consumo animal.

Figura 4. Consumo per capita mundial. 
Además, es necesario cuidar que esta explotación de los recursos sea racional y evitar que los desechos que produce la sociedad de consumo que se ha estructurado, lleguen a las aguas oceánicas y se conviertan en contaminantes, lo que es altamente perjudicial para los sistemas acuáticos.
Aparte del alimento que el océano ofrece a la humanidad, también se deben tomar en cuenta las otras ventajas que el hombre obtiene de él; por ejemplo, al evaporarse el agua del mar consume la tercera parte de la radiación solar que llega a la superficie de la Tierra y, por lo tanto, la acumula y la transforma; esto, sumado a la circulación de las corrientes marítimas, permite que el océano sea el regulador del tiempo y del clima y que en él se inicie el ciclo del agua en la Tierra.
Asimismo, en el océano se encuentra una gran variedad de especies de organismos, que forman diferentes tramas de alimentación, las que tienen como primer eslabón a los vegetales microscópicos que constituyen el fitoplancton, los cuales, al realizar la fotosíntesis y elaborar la materia orgánica que sirve de alimento al resto de la cadena, desprenden las 3/4 partes del oxígeno que se encuentra en la atmósfera terrestre y consumen 2/3 partes del bióxido de carbono, manteniendo un equilibrio que permite a los seres vivos respirar, por lo que a estos vegetales se les ha llamado el "pulmón del planeta".
Otra de las grandes ventajas que las características del océano ofrecen a la humanidad, es la inmensa cantidad de agua que contiene ocupando sus grandes depresiones y que alcanza los 1 350 millones de kilómetros cúbicos, lo que sirve como medio de depuración de los desechos que le llegan desde la tierra, por lo que también se dice que es el "riñón del planeta".
El fondo oceánico, desde las zonas litorales hasta las grandes profundidades, acumula una serie de recursos minerales, que son: metales abundantes como hierro, aluminio, cromo, manganeso y titanio; metales escasos como cobre, plomo, cinc, oro, plata y uranio; y no metales como cloruro de sodio, fosfatos, nitratos, arena, grava, combustibles fósiles del tipo del carbón, petróleo y gas natural; además, el agua.
Los fondos oceánicos, sobre todo el de la plataforma continental, ya proporcionan una cantidad considerable de petróleo y de gas natural y cierta parte de metales y diamantes. Del agua del mar se extraen los elementos y compuestos químicos que forman parte de ella, como el cloruro de sodio o sal común; también se obtienen cantidades considerables de agua dulce.
Conforme la humanidad fue creciendo, tuvo la necesidad de comunicarse y así nacieron las vías de transporte marítimo que permitieron unir las orillas de los continentes; hoy, en la segunda mitad del siglo XX, por la gran red de vías marítimas que existe se transporta la séptima parte de todos los productos que el hombre utiliza y esto hace que se presente un constante progreso en el comercio y en los puertos marítimos.
Esta comunicación a través del mar también permitió la interacción cultural, y así los pueblos pudieron intercambiar sus diferentes costumbres y conocimientos, lo que, en cierto modo, permitió el desarrollo científico y cultural de la humanidad.
También el comportamiento activo de las aguas océanicas, que produce el oleaje, las corrientes y las mareas, está siendo utilizado por el hombre para producir la energía que necesita y que quizá permitirá sustituir a las peligrosas plantas que utilizan la energía atómica.
En la actualidad sólo se está aprovechando la energía de las mareas para mover generadores de electricidad, y ya se ha alcanzado buen éxito en las plantas mareomotrices de La Rance en la Bretaña francesa y en la bahía de Kislaya, cerca de Murmansk, en la Unión Soviética.
También el océano ofrece una serie de ventajas para la recreación y el esparcimiento del hombre, al poder realizar en este medio actividades como la natación, la pesca deportiva, el veleo, el surfing, y el buceo, entre otras.
La nueva tecnología permite ligar cada vez más a la humanidad con el océano y hace que ésta lo sienta como una herencia común y que desarrolle el interés por llegar a conocerlo con mayor profundidad.
Sin embargo, la importancia económica de sus recursos ha ocasionado que las diferentes naciones reclamen sus derechos soberanos para explotarlos y después de muchos años de lucha diplomática se está llegando al acuerdo de que "el mundo necesita un tratado sobre la ley del mar".
Es importante recalcar que, si se quiere el beneficio de toda la especie humana, esta nueva legislación internacional del mar debe garantizar el derecho que todo pueblo tiene a resolver su problema de alimentación, y a alcanzar el progreso y el desarrollo económico. La cooperación internacional debe asegurar una repartición equitativa de la riqueza para todos los pueblos del planeta.
Pero también se tiene que hacer notar que antes de repartirse las riquezas del océano, se le tiene que conocer mejor, hacer el inventario de sus recursos, analizar sus características, conocer sus posibilidades. En la actualidad, esta labor la realiza una minoría de científicos que pertenece a las naciones poderosas, aunque los países en vías de desarrollo están haciendo esfuerzos significativos al respecto; de cualquier modo, se hace indispensable que estos conocimientos sean compartidos por todas las naciones para así lograr una mejor administración y aprovechamiento de estas riquezas.
La utilización integral y racional de los recursos oceánicos y el mantenimiento y restablecimiento de las características de su ambiente, así como la repartición equitativa de las ventajas que la utilización de estos recursos producen, deben de ser una de las metas más significativas que la humanidad se fije, para poder continuar desarrollándose dentro de un clima de paz y tranquilidad.
Es indispensable que se gaste más dinero en producir alimento para satisfacer las necesidades de la población mundial, que en armamento, que sólo llevará a la destrucción, y también es imprescindible que cada ser humano se dé cuenta de lo importante que es el cuidar los recursos que lo rodean, para que las nuevas generaciones los puedan aprovechar.
II. LA ECONOMIA DEL OCEANO
DURANTE miles de años la humanidad sólo aprovechó una pequeña parte de la riqueza que el océano le podía proporcionar, representada por los seres vivos de aguas costeras y superficiales y por las vías de navegación; y no fue sino hasta mediados del presente siglo cuando se inició una explotación integral de los recursos marinos.
Sin embargo, con excepción de los recursos pesqueros, se sigue utilizando una parte insignificante de la riqueza que el océano posee; por esta razón se considera a la economía marina como la "economía del porvenir", y se espera que en el futuro todos los países, hasta los que no tienen litoral, se beneficien con esta riqueza.
La economía marina es el resultado de una serie de actividades que el hombre realiza para explotar los recursos naturales renovables y no renovables del océano y que aportan ganancias. La explotación de petróleo y gas, el transporte comercial y la pesca, son los tres tipos de aprovechamiento que producen el mayor ingreso para el hombre, quedando después la extracción de minerales, la explotación de compuestos químicos, la utilización de la energía del oleaje y las mareas, la obtención del agua dulce, el uso de la energía solar que absorbe, y las actividades turísticas y recreativas.
Los programas de exploración y prospección para localizar el petróleo y el gas en los fondos marinos se intensificaron a partir de los años 60, lo que permitió poder empezar su explotación en la plataforma continental; algunos países como Estados Unidos, Japón, México, Venezuela y los de Europa Occidental han aumentado los trabajos de explotación. Se considera que en el año 2000 la tercera parte del petróleo que la humanidad esté utilizando, será extraída de los fondos oceánicos.


Figura 5. Extracción de petróleo en el mar. 

El transporte marítimo comercial es uno de los medios más usados para el traslado internacional de cargas, y más del 80% de las mercancías que se mueven en el mundo lo hacen por vía marítima. Esta actividad económica es considerada como una de las que más desarrollo presentará en un futuro, debido a que se construyen barcos de mayor tamaño y capacidad de bodega, además de que cada día éstos son más veloces y su diseño es cada vez más especializado, lo que les da mayor eficiencia; asimismo, se ha incrementado el número de puertos de altura para que puedan atracar embarcaciones de gran calado y que cuentan con equipos automatizados para realizar los trabajos de carga y descarga que permiten obtener óptimos resultados. Con estos adelantos, el transporte marítimo comercial se ha transformado en una de las ramas más dinámicas de la economía mundial y produce vínculos entre los países, además de elevar sus posibilidades de desarrollo y hacer progresar la cooperación internacional.
En los países desarrollados como Estados Unidos, Japón, Inglaterra, Unión Soviética, Francia y Alemania, el comercio es de excepcional importancia por utilizar las vías marítimas, mientras que a los países en vías de desarrollo este medio todavía no les proporciona beneficios, debido a que siguen siendo compradores de artículos industriales caros y sólo exportan materias primas baratas y productos semifacturados.
En un principio el transporte marítimo comercial marcó una rivalidad entre los mercados mundiales, pero poco a poco los países han fomentado las relaciones cordiales estableciendo conferencias y convenios internacionales como la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo, con su Comité para la Navegación; y la Organización Intergubernamental Consultiva Marítima, así como el Comité Marítimo Internacional, que se encargan de mejorar las condiciones de la navegación internacional, sobre todo de los países en desarrollo y, con esto, de intensificar la cooperación universal en dicha actividad. En estas conferencias sobre las líneas mundiales del transporte marítimo, el principio básico es evitar la discriminación de los países y sus compañías navieras, así como cuidar que no se establezcan monopolios en estas líneas y estimular la cooperación en la navegación marítima mercante.
El desarrollo de la pesca marítima está viviendo, en la actualidad, una nueva etapa, debido a que el potencial biológico de los recursos pesqueros tradicionales se está acercando a la utilización máxima; esto ha originado un incremento en la colaboración internacional, para tratar de aprovechar esos recursos sin poner en peligro su existencia, y así resolver la creciente demanda de alimento que tiene la población mundial.
Esta colaboración entre los países es indispensable, sobre todo porque algunos recursos, como el arenque, el bacalao en el Atlántico norte, las anchoas en el sureste del Pacífico y varias especies de atún, en diferentes áreas de captura, se encuentran en peligro de agotamiento por sobrepesca; además el problema se ha complicado por el aumento de la contaminación en el océano.
Es también importante considerar que, en la actualidad, los países en desarrollo de América Latina, Asia y África están incrementando sus capturas, lo que les permite utilizar los recursos pesqueros para alimentar a parte de su población. Asimismo, en la segunda mitad de los años 70, el establecimiento de las zonas económicas exclusivas de 200 millas ha sido significativo para la utilización de los recursos vivos del mar.
Los investigadores han señalado que la captura anual que se puede obtener del océano, sin poner en peligro a los recursos tradicionales, es de 130 a 150 millones de toneladas, pero ésta podría ser mayor si se utilizaran otros organismos que en la actualidad no se aprovechan, como el krill, los peces de fondo y los peces pelágicos pequeños; también ayudaría el explotar otras zonas del océano poco utilizadas para la pesca, así como la reproducción de individuos por medio de las técnicas de acuicultura.
Para sostener y elevar la productividad del océano, es indispensable que los países apliquen una serie de medidas basadas en la investigación conjunta de los recursos biológicos que se encuentran en ellos, y que permitan aprovecharlos racionalmente, regulando la captura, protegiendo las áreas de pesca, desarrollando equilibradamente la industria pesquera de cada uno de ellos con base en las demandas de pescados y mariscos de la población, y prestando asesoría técnico-científica a aquellos que la necesiten.
A partir de los años 70, los convenios multilaterales y los bilaterales para la pesca han originado más de 100 tratados y convenciones, fundándose cerca de 40 organismos internacionales. Esta cooperación trata de establecer bases científico-tecnológicas firmes para utilizar óptimamente los recursos de los mares y para prestar asesoría a los países en desarrollo que no están, por el momento, en condiciones de utilizarlos adecuadamente y así evitar la pérdida de pesca y mariscos debido a la mortalidad natural.
En estos convenios se debe formalizar el compromiso del intercambio de datos científicos y estadísticos, y de los resultados de las investigaciones pesqueras, con el fin de que sean aprovechados por todos los países; también es importante la formación de los cuadros científico-tecnológicos que se necesiten, sobre todo en los países en desarrollo, en los cuales también es importante establecer programas que aumenten la ocupación de la población, la entrada de divisas extranjeras por la venta de los productos y la transferencia de tecnología.
La conservación y la utilización racional de los recursos biológicos del océano mundial es una tarea de nivel internacional que sólo puede ser cumplida si todos los países pesqueros colaboran de manera eficiente y responsable.
La extracción de sustancias minerales de los fondos oceánicos, así como la obtención de compuestos químicos a partir del agua del mar, no han alcanzado el mismo desarrollo que las actividades anteriores y por el momento se encuentran en la etapa de investigación: sólo en algunos países desarrollados como Estados Unidos, Japón, y Unión Soviética se encuentran en las primeras etapas de utilización industrial; por ejemplo, el aprovechamiento de los nódulos de ferromanganeso, ricos en níquel, cobre, cobalto y manganeso, localizados en el fondo oceánico y de los que se espera que en los próximos años representen una de las industrias más importantes en la economía universal.
En la actualidad, la utilización de estos minerales y productos químicos del mar se lleva a cabo a nivel local, por lo que la participación internacional es incipiente; sin embargo, se están dando los primeros pasos y desde el año de 1980 se elaboró un proyecto por cerca de 150 países sobre "el régimen jurídico de explotación de recursos minerales de la zona internacional del fondo marino", dentro del marco de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Derecho del Mar, y se espera que en un futuro cercano se llegue a los acuerdos que permitan aprovechar estos recursos en beneficio de la humanidad.
La utilización de la energía del oleaje y de las mareas, así como el uso de la energía solar que absorbe el océano y la obtención de agua dulce se encuentran, por el momento, en la etapa experimental; y los países se están coordinando a través de varios organismos internacionales, como la Comisión Oceanográfica Intergubernamental y el Consejo Internacional para la Investigación del Mar, entre otras, para lograr el éxito en este campo, y los científicos de Unión Soviética, Estados Unidos, Japón, Inglaterra, Francia, Alemania y Canadá están obteniendo resultados muy importantes.
Las actividades turísticas y recreativas relacionadas con el océano se han incrementado notablemente y son muchos los lugares del mundo en donde existe la infraestructura para realizar estas actividades, como en el puerto de Acapulco y Zihuatanejo en Guerrero, y Cancún en Quintana Roo, en México, o la Costa Azul en Europa. Los cruceros a través de los diferentes mares son cada vez más numerosos y llamativos; esto también sucede con los deportes, y las competencias se multiplican, tanto a nivel nacional como internacional.
La inversión en la infraestructura para atender estas actividades, ha alcanzado cifras enormes; el dinero aplicado a puertos, hoteles, embarcaciones, restaurantes, tiendas comerciales, yates, veleros, equipos de buceo, etc., llega a billones de dólares, y el número de personas que dependen de ellas es muy grande, y día a día se incrementa. El turismo y la recreación relacionados con el mar presentan inmejorable futuro.
Figura 6. Puerto de Acapulco. 

La economía del océano cambia cada año de acuerdo con las necesidades de la humanidad, la cual necesita aprovechar mejor los recursos del océano mundial; para ello estudia más a fondo estos mares y diseña mejores métodos para utilizar sus riquezas; todos los estados, independientemente del sistema socioeconómico que desarrollen, están interesados en la cooperación internacional para lograr que se utilice al océano y sus recursos de manera razonable, cuidadosa, eficaz y conjunta.
  
III. LA POBLACIÓN MUNDIAL Y EL OCEANO
DESDE la aparición de la especie humana en el planeta, su lugar de vivienda ha sido la tierra firme; sin embargo, a través de cientos de miles de años, los hombres construyeron sus moradas cerca de un cuerpo de agua y así, poco a poco, se fueron acercando a las orillas de los mares, principalmente estimulados por la utilización de los recursos vivos del océano.
Se ha considerado que en un principio sólo se aprovechaban aquellos organismos que las características de las costas y el régimen de mareas ponían a su alcance, pero cuando lograron dominar las técnicas de navegación, fue aumentando la utilización de los organismos marinos. En otros casos, la escasez de alimento de origen terrestre, que se presentaba en la región en donde vivían, los obligó a usar los recursos marinos; esto sucedió, por ejemplo, con los esquimales que se asentaron en Groenlandia.
Al desarrollarse las técnicas para la construcción de embarcaciones, así como las de navegación, la humanidad empezó a darle otro uso al océano: el de transporte marítimo de sus productos, iniciándose el comercio entre las diferentes naciones, lo que ocasionó cambios en sus actividades y en su desarrollo económico.
En la actualidad, la distribución de la humanidad en la orilla del océano mundial está determinada por esta última razón, y la cantidad de carga que se transporta a través de los mares, así como las distancias que se cubren con las embarcaciones, crecen en una tasa más grande que la de la población mundial, debido principalmente a los cambios que se presentan en la economía de estas poblaciones, al aumentar las posibilidades económicas y sociales con el incremento de fuentes de trabajo y de infraestructura industrial, lo que atrae a estas zonas litorales a nuevos pobladores.
Para alcanzar el estado actual que presenta la distribución de la población en las orillas del océano, acontecieron varios sucesos a lo largo de la historia. Las huellas dejadas por el hombre en sus primeras etapas son básicamente continentales; dependía principalmente de la recolección de especies vegetales, y posteriormente de la caza y de la pesca en ríos y lagos. Para realizar estas acciones se desplazaba en áreas pequeñas, a partir del punto en donde un grupo humano o una tribu habitaban, describiendo una circunferencia; dependía, por lo tanto, de los recursos terrestres, y esto se incrementó al cambiar la recolección por la agricultura y la caza por la domesticación de animales.
Estas características del comportamiento de la humanidad empezaron a cambiar cuando puso en práctica técnicas primitivas que le permitieron transportarse a través de los lagos y ríos, llegando posteriormente a la desembocadura de estos últimos en el mar; así, empezó a navegar en aguas marítimas.
Posiblemente sus primeros desplazamientos fueron muy cerca de la costa, debido a lo frágil que eran sus embarcaciones, y tuvo que pasar un tiempo para que se construyeran otras, capaces de resistir la fuerza de las marejadas; sin embargo, las ventajas que el mar les ofrecía en la recolección de alimentos eran superiores a las que les daba la tierra firme, ya que al bajar la marea lo único que tenían que hacer era colectarlos, y no perseguirlos como a los animales terrestres.
Los nuevos asentamientos humanos en las costas fueron aumentando debido a las ventajas que éstas les ofrecían en comparación con las áreas continentales, no sólo en la obtención de su alimento, sino en el desplazamiento que podrían realizar a través de él, para así conquistar nuevas tierras; primero fueron las islas, después los archipiélagos y por último nuevos continentes. Estas migraciones resultaron muy importantes en la formación del ecumene, es decir, la totalidad de la tierra habitada.
Dependiendo de las características de las costas y de la presencia de islas y archipiélagos cercanos a ellas, la atracción que ejercían sobre el hombre era diferente; la mayor era la de los mares interiores, ya que permitían mejor la navegación por tener un oleaje y unas corrientes de poca intensidad; esto propició que unas poblaciones se desarrollaran más que otras. Además, algunas de estas colectividades humanas lograron dominar los medios de producción de alimento antes que otras, así como los medios de navegación, lo que hizo que al tener un desarrollo más acelerado, pudieran incursionar en el océano con fines de conquista y sometimiento de poblaciones más atrasadas con lo que se empezó a estructurar una "sociedad clasista".
Otro de los motivos de atracción fue que el hombre descubrió que las costas le permitían establecer fortalezas militares que le posibilitaban cuidar los productos que obtenía del mar y comercializarlos.
Es interesante observar, en este desarrollo de las comunidades humanas en las costas, la aparición de los piratas y filibusteros que se establecieron en lugares de difícil acceso del litoral o en islas, lo que, más que de la leyenda, dependió, de la aparición del comercio marítimo; de no llevarse a cabo, este tipo de población no hubiera existido.
Desde el periodo en que los mares dejan de separar a los pueblos y los unen, permitiendo, inclusive, que individuos de razas provenientes de climas diferentes y con características somáticas diferentes, se crucen entre sí, influyen considerablemente en la formación de nuevos tipos dentro de las "razas humanas", debido a cruzas genéticas de las características biológicas, por ejemplo los tipos de transición entre los europoides y los negroides.
Figura 7. Tipos humanos. 
Se considera que en el origen de muchos de los tipos raciales actuales influyó la posibilidad que el hombre tuvo para emplear el océano como medio de comunicación, y así se piensa que el pueblo mexicano tuvo como sustrato racial inicial a los europeos y a los mongoles; y el brasileño a los europeos y a portadores de caracteres de la raza ecuatorial de África.
Los contactos tempranos que pudo haber tenido la humanidad a través de los océanos influyeron grandemente en la formación de tribus, pueblos y naciones, no sólo en sus características genéticas, sino en las étnicas y en las lingüísticas.
Un ejemplo se puede observar al estudiar la compleja etnogénesis del pueblo de las islas británicas, cuyo desarrollo está relacionado con la utilización de las vías marítimas de migración. Se tienen pruebas históricas de que la población inicial de estas islas, en la época de la dominación romana, eran diferentes tribus del grupo lingüístico celta; después penetraron grupos pertenecientes a los anglos y sajones, de la familia lingüística indoeuropea; después llegaron los vikingos a varias islas y por último, a través de la Mancha, los normandos.
Otro caso es la formación del pueblo americano, el cual tuvo como componentes étnicos a los que llegaron en diferentes etapas de distintos países de Europa, así como a esclavos traídos por éstos de países africanos. Unos de los europeos poseían una industria avanzada como Gran Bretaña, Alemania y Holanda; mientras que otros estaban más atrasados industrialmente y sufrían una crisis agraria, como España.
A pesar de que conforme avanza el tiempo, la humanidad va logrando utilizar y dominar algunas características del océano, todavía su mayor actividad productiva y sus asentamientos se encuentran en tierra firme y es poco probable la existencia de una formación políticoestatal exclusivamente marítima.
Los factores que influyen para la distribución de la población en la costa son: los caracteres geográficos naturales del lugar, el tipo y cantidad de recursos que existen, y el desarrollo socioeconómico. De acuerdo con estas características, los asentamientos pueden ser transitorios o definitivos y cambiar los índices de densidad, de urbanización y de tipos de actividades relacionadas con el mar.
La distribución contemporánea de la población humana del planeta ha sido estudiada por gran cantidad de autores, llegándose a la conclusión de que se pueden localizar los asentamientos a diferentes distancias de las costas. A la comunidad que vive a una distancia de 50 kilómetros de la costa, se le puede considerar, sobre todo con los medios de transporte actuales, población directamente litoral, y toda su actividad está ligada íntimamente con el mar.
A los núcleos de población asentados entre 50 y 200 kilómetros de distancia de la costa se les denomina población industrialmente ligada al litoral, en esta región la economía no depende totalmente de la actividad oceánica; sin embargo, la población recibe cierta influencia de la proximidad del mar.
Después se encuentran las áreas a 500 o 1 000 kilómetros y las de más de 1 000 kilómetros de distancia, en las que la influencia del océano es decreciente en relación con su alejamiento de la orilla del mar.
Se ha calculado que, en la actualidad, la población litoral directa e indirecta representa el 50.3%; mientras que la que recibe poca influencia del océano es el 49.7% del total mundial.
La densidad de la población de las zonas costeras es grande, alcanzando más o menos 80 personas por km², es decir, 2.5 veces superior al promedio total de la que habita en los continentes, lo cual indica la tendencia que ha presentado el hombre a desplazarse hacia estas zonas por las ventajas que representa la riqueza de sus recursos.
Distribución de la población en los continentes.

Continente
Distancia del mar y proporción de la población (%)


50 Km
50-200 Km
200-500 Km
500-1 000 Km
+ 1 000 Km


Europa
29.1
25.8
30.3
11.9
2.9
Asia
27.1
20.2
21.9
19.9
10.9
África
18.1
27.0
18.6
23.5
12.8
América del Norte
31.5
19.8
20.1
18.5
10.1
América del Sur
24.4
38.4
27.9
9.0
0.3
Australia y Oceanía
79.0
15.2
4.9
0.8
--

De las 183 ciudades llamadas "millonarias", por tener un millón o más de habitantes, 91 se localizan en la costa o en zonas próximas a ésta. De las 20 que tienen más de 5 millones, 13 están en la orilla o cerca del mar.
Distribución de las ciudades millonarias

Continente
Puertos
50 Km del mar
Interior
Total

Europa
15
4
30
49
Asia
25
10
34
69
África
5
--
4
9
América del Norte
14
6
16
36
América del Sur
7
3
8
18
Australia y Oceanía
2
--
--
2

Total
68
23
92
183

De acuerdo con las características de las costas y la antigüedad en que fueron fundadas las ciudades, se puede observar que en Europa, donde las costas son recortadas y las ciudades viejas, de las 49 que existen se encuentran 30 en el continente, mientras que en Asia son 35 de un total de 69 y en América Latina 10 de 18 las ciudades costeras.

Figura 8. Incremento de la población mundial. 
Entre las que tienen más de cinco millones de habitantes, 10 son puertos: Tokio; Shanghai, Calcuta, Bombay, Jakarta, Nueva York, Los Ángeles, Buenos Aires y Río de Janeiro; a 50 km está Seúl; y 7 se encuentran en el interior: Moseba, París, Pekín, El Cairo, Chicago, México en su zona metropolitana y Sâo Paulo.
El desplazamiento de las poblaciones hacia la zona litoral se ha incrementado considerablemente a principios del presente siglo; se calcula que a menos de 100 km de distancia del mar vivía aproximadamente el 25% de la población mundial, mientras que en la actualidad se considera que es el 53%; esto se debe principalmente a que los países en vías de desarrollo han tenido que buscar los recursos que el océano les ofrece.
En algunas de estas áreas de la costa se están llevando a cabo esfuerzos para ganarle terreno al mar, como en el caso de los Países Bajos, en donde se trabaja sistemáticamente en la conquista de terrenos costeros en la zona de bajos, o como en Japón, con los rellenos de tierra que se hacen en la bahía de Tokio; también en México esto se ha realizado en Campeche.
La estructura urbanística de las ciudades costeras es muy característica y depende del relieve y de los contornos de la costa. Generalmente las poblaciones litorales se localizan en lugares protegidos contra el viento, con aguas de poca profundidad y con mareas y oleaje poco activos.
Usualmente estas características del litoral organizan el espacio que ocupa la ciudad, encontrándose la mayoría de ellas en zonas donde existe una bahía, seguida de un valle abierto que permita a sus pobladores realizar actividades de agricultura y ganadería, además de las que llevan a cabo para aprovechar los recursos marinos.
Por lo común en estas ciudades existe una primera calle paralela a la costa, que en México recibe el nombre de "malecón", y de ella parten calles perpendiculares y paralelas, dando una formación rectangular o radial; cuando la planicie costera termina y empiezan las elevaciones del terreno, las calles tienen un trazo curvilíneo, para suavizar las subidas. Las instalaciones portuarias se establecen cerca de la orilla, junto con las turísticas.
La mayoría de estas ciudades no se sostienen sólo de la utilización de las riquezas del mar, ya que también desarrollan actividades agropecuarias y forestales, así como turísticas, artesanales y comerciales. Para contar con el agua necesaria para la agricultura, se han establecido cerca de los ríos que desembocan en el mar, sobre los cuales navegan en pequeñas embarcaciones, y utilizan sus caudales para bajar las maderas de la zona forestal.
El panorama actual de los asentamientos de población en las costas permite distinguir varias regiones en el planeta.
La región circumpolar tiene una distribución muy característica de su población, la cual es escasa y vive exclusivamente de los recursos del océano, debido a que la tierra firme es estéril al estar cubierta por una capa de hielo, como sucede con los esquimales de Groenlandia. Sin embargo, en esta región circumpolar existen poblaciones que subsisten de la caza o cría nómada de renos de la tundra o en el bosque-tundra, como los chukches y los koriakos, pueblos de la Unión Soviética localizados en Eurasia.
En la región del noroeste de Europa, los ríos Elba, Weser, Rin y Támesis, que desembocan en el océano, han permitido el establecimiento de grandes ciudades como Liverpool, París y Hamburgo, que albergan la mayor población de Europa, y su sostén depende en mucho de actividades marinas como la pesca, el transporte, el comercio, el turismo y hasta la utilización de las mareas para la producción de energía eléctrica.
En la región meridional de Europa, formada principalmente por las costas del norte de África y todas las del Mediterráneo, se localizan medianas y pequeñas ciudades, así como poblaciones rurales que dependen fundamentalmente de los recursos marinos, aunque, por su clima cálido, también tienen buenos cultivos principalmente de cítricos, vid, legumbres, etc., que refuerzan la economía de estas poblaciones litorales.
En las regiones de las costas oriental y occidental de América del Norte, se localizan franjas urbanizadas de gran densidad humana, como es la llamada "megalópolis" formada por las grandes poblaciones de Nueva York, Filadelfia, Boston, Baltimore y Washington, D.C., en la costa oriental; y la franja que va desde San Diego, California, hasta San Francisco en la costa occidental de Estados Unidos.
En estas dos franjas, que llegan a ocupar más de 1 000 km de longitud, existen multitud de puertos de diferentes dimensiones, en donde se establece la industria pesquera, la comercial y la de transporte marítimo; entre estos puertos se encuentran playas en donde se construyen hoteles, centros deportivos, casas de verano, etc.; en todas estas actividades se desarrollan fuentes de trabajo que hacen que cada vez más población se desplace hacia estas zonas.
En América del Sur destacan las poblaciones costeras que forman la región oriental en Brasil y Argentina, en donde se localizan desde los pequeños puertos hasta los grandes industrializados. En estos países la llanura costera es grande, por lo que las actividades agropecuarias tienen mayor intensidad que las pesqueras. En Chile, por razones geográficas, todas las ciudades importantes, con excepción de Santiago, están en la costa del mar, como Valparaíso y Antofagasta o en la ribera de los ríos, como Concepción y Valdivia.
La región de las islas japonesas es una de las más pobladas del mundo, y las 4/5 partes de su población viven en zonas ribereñas, en donde dependen de los recursos marinos y del cultivo de peces y de arroz en las zonas inundadas. En sus grandes ciudades como Tokio, Yokohama, Kawasaki, Osaka, Kyoto, etc., se encuentran grandes y medianos puertos, que pueden ser industriales, pesqueros o combinados, así como numerosas zonas turísticas.
En la región oriental del continente asiático se concentra la mayor parte de la población de China, pero como sus llanuras entre la costa y sus montañas son más extensas, depende fundamentalmente de actividades agropecuarias y del cultivo de especies acuáticas, aunque en la región de los esteros se localizan grandes grupos humanos formando puertos, como en Tanga y Xinganga.
Las islas de Indonesia representan otra región densamente poblada, como es el caso de la isla de Java, considerada como una de las de mayor población en el mundo; estas poblaciones se valen principalmente de los recursos del mar, empleando métodos rudimentarios; algunas de ellas tienen plantaciones.
En la península de Indostán, entre el cauce de dos grandes ríos, el Ganges y el Brahmaputra, se establece una de las concentraciones más grandes de población que viven del cultivo del arroz, y que se extiende hasta la costa de Malabar poblando una zona entre el Mar Arábigo y los montes Ghates occidentales, en donde la agricultura y el desarrollo industrial son mínimos, lo que propicia que los habitantes tengan que depender casi exclusivamente de los recursos marinos.
En los litorales de África se pueden distinguir dos regiones, además de la que forma parte de la cuenca del Mediterráneo, y que son la costa oriental de África, que se extiende hacia el sur del ecuador, donde destacan los importantes puertos de Mombasa, Dar-es-Salam y Zanzíbar, y otros más pequeños corno Linde y Tanga, y en la costa occidental de África, en donde la densidad de población es mayor, se han fundado puertos como: Dakar, Freetown, Monrovia, Takoradi, Puerto Novo, Puerto Gentil, Luanda, Puerto Alejandro y Puerto Nolloth, entre otros.
La población que habita estas zonas costeras tiene características especiales: la gran mayoría se encuentra sólo temporalmente en las ciudades realizando actividades que les permiten aprovechar los recursos océanicos; la minoría son gente que al nacer en la zona costera se establece de manera definitiva.
Esta mayoría de la población, en donde domina la edad "apta para el trabajo", se encuentra generalmente vinculada con la tierra firme, donde tiene su habitación permanente y el lugar donde se abastece, y se puede dividir según sus actividades en: tripulación de los buques mercantes, personal de los barcos pesqueros y de otras industrias; tripulaciones de los buques de guerra, tripulación y personal científico y técnico de los buques de investigación, contingentes de viajeros, turistas, y tripulaciones y usuarios de aviones que tocan puerto durante sus travesías en los océanos.
Sin embargo, la tendencia histórica de la distribución de la "población ligada al océano", indica que cada día un mayor número de seres humanos se desplazan a las zonas costeras, con la esperanza de aprovechar los recursos que los mares les ofrecen. ¡Esperemos que estén conscientes de lo importante que es hacer que esta utilización sea racional!

IV. PRODUCTIVIDAD HUMANA EN LAS COSTAS
DESDE hace mucho tiempo, la población mundial ha sido atraída hacia las costas debido a que su actividad económica siempre va en aumento gracias a la explotación de los recursos que el océano ofrece; todo ello trae como consecuencia el establecimiento de grandes complejos industriales en todos los litorales.
En estos complejos, que cada día se modernizan más gracias al avance científico y tecnológico, se localizan las instalaciones que permiten atender el transporte marítimo, las construcciones y reparaciones navales, el manejo de los productos pesqueros, el tratamiento de metales y la refinación del petróleo, el manejo de la producción agropecuaria y su transformación en "productos exportables", así como las que hacen posible el movimiento de las cargas de importación y su distribución por el país, como grúas, bodegas, la red ferroviaria, las carreteras, las vías fluviales, los oleoductos, etcétera.
Entre los complejos portuarios industriales destacan los que cuentan con la infraestructura para la transformación del petróleo, ya que cerca del 80% del crudo que se extrae en el planeta se transporta por vía marítima, utilizando los buques cisterna y los "superpetroleros" de más de 300 mil toneladas; esto aumenta cada vez más con el ascenso de la extracción de energéticos en la plataforma continental.
Otra de las razones por las que los puertos petroleros se han incrementado, son las medidas que los países están implementando para proteger el medio de áreas interiores densamente pobladas, por lo que la construcción de grandes refinerías se ha desplazado hacia los litorales, como las construidas en islas artificiales en la desembocadura del Támesis y del Elba en Europa occidental.
La industria minera también se está desplazando hacia la costa, debido a que en algunos países se ha iniciado la extracción de los minerales del fondo oceánico, y otros tienen que importar grandes cantidades de estos minerales, como Japón con la "mena de hierro", que en un 100% le llega de otros países por vía marítima. Como ejemplo de estos enormes complejos metalúrgicos se encuentran los localizados en Francia en Dunkerque al norte y en Marsella-Fos al sur. Además, la transportación de estos minerales por medio de barcos resulta cada vez más económica en comparación con la que se hace por vía terrestre.

Figura 9. Desarrollo industrial en la zona costera. 
Ligado con la explotación de estas materias primas minerales está el manejo de productos semimanufacturados y la explotación de los ya terminados, por lo que se están estableciendo cada vez más plantas en estas zonas, como la fábrica de montaje de automóviles Volkswagen en el puerto de Emden, Alemania Federal, o las fábricas de automóviles de marcas norteamericanas en Amberes, Bélgica y El Havre, Francia.
También en las costas crece el número de centrales nucleoeléctricas (CEN), por necesitar grandes cantidades de agua marina para el enfriamiento de las pilas de los reactores que utilizan, como es el caso de la central que se construyó en Laguna Verde, Veracruz, México, para producir 674 500 kilovatios en 24 horas y casi 6 millones de kilovatios/hora en un año.
En Estados Unidos, Suecia, Alemania Federal y Francia se está construyendo en las zonas ribereñas la mayoría de las centrales nucleoeléctricas, y se calcula que para el año 2000 el 57% de todas las CEN se encontrará en el litoral. Esto se observa en la Unión Soviética, en donde la de Leningrado, considerada como una de las más potentes, está en la costa del Golfo de Finlandia.
Los programas de acuicultura son otros factores que están atrayendo a la población mundial hacia la costa, incrementándose cada vez más para ayudar al desarrollo pesquero de los países. Para realizar estos programas se ha establecido una infraestructura especializada y preparado a los técnicos que la atiendan.
También se observa, en la actualidad, que zonas enteras de las costas se convierten en complejos turísticos, como en el caso de la Riviera francesa, las costas de España, de Italia, de las islas Canarias y las Baleares; del litoral de la Unión Soviética, Rumania y Bulgaria en el Mar Negro; las de Yugoslavia en el Adriático; las de Florida, México, Brasil y Argentina en el Atlántico; las de California, México, Colombia y Chile en el Pacífico, y los nuevos balnearios del norte de África. A todas estas zonas turísticas acuden cada año miles de vacacionistas buscando las delicias del mar.
Este desplazamiento de la humanidad hacia la costa está produciendo, en algunos lugares, graves problemas de urbanización, llegándose a formar grandes ciudades o megalópolis, como Los Ángeles en Estados Unidos o Río de Janeiro en Brasil.
Con toda la infraestructura que el hombre ha llevado a las costas y de acuerdo con el desenvolvimiento socioeconómico de cada lugar, se han establecido en los países desarrollados zonas industriales portuarias multifuncionales, en donde se localiza una industria de transformación diversificada, así como la infraestructura necesaria para la comercialización de los productos tanto al interior como al exterior; por ejemplo, San Francisco y Nueva York en Estados Unidos y Leningrado y Vladivostok en la Unión Soviética. Estos complejos industriales portuarios en los países en vías de desarrollo son incompletos, aunque en la actualidad se realizan esfuerzos para complementarlos y en algunos países de América Latina, Asia y África ya se localizan grandes puertos de exportación e importación, como el de Buenos Aires en Argentina y Valparaíso en Chile.
Se ha observado que estos complejos se concentran más en los litorales del Atlántico, que constituyen las 3/4 partes del total de los puertos del planeta, principalmente los de Estados Unidos y Europa; en ellos se maneja el 70% de las cargas que se transportan entre América del Norte y Europa, consistentes en carbón, granos y productos terminados; los puertos del Golfo de México y Mar Caribe envían petróleo hacia Europa; de las ricas regiones pesqueras del Mar del Norte y del Golfo de México se mueven productos a todo el mundo, y en estas zonas se encuentran dos de los centros más importantes de recreo y turismo, como son los litorales del Méditerráneo, y de Florida.
Destacan en el Atlántico como grandes complejos portuarios, los que se localizan en la costa atlántica de Estados Unidos, en la franja costera que va desde Boston hasta Baltimore y Washington, donde están las zonas portuarias de Nueva York, Delaware y Filadelfia y que contienen la mayor industria de transformación del país y del mundo, lo que ha traído como consecuencia que en esta zona se encuentre una de las mayores concentraciones de población y se realicen las más grandes operaciones del comercio y de la banca nacional e internacional.
En la costa atlántica de América Latina destacan los complejos portuarios de Río de Janeiro y Santos, en Brasil, y de Buenos Aires, en Argentina, en donde se concentran las industrias dedicadas a la transformación de materias primas, principalmente de productos agropecuarios y mineros, y a la explotación de los productos terminados.
En el resto de los países de América y del Caribe, se están haciendo esfuerzos por desarrollar sus fuerzas productivas a lo largo de los litorales, y México y Venezuela han logrado, grandes avances con base en el envío de petróleo y sus derivados a Estados Unidos, Canadá y otras regiones del planeta; Cuba se está superando gracias a una diversificación de su economía.
En el litoral del Atlántico de Europa Occidental se encuentran países como Inglaterra, Portugal, España, Francia y los Países Bajos, que tradicionalmente han sido potencias marítimas, y en ellos existen seis puertos de grandes dimensiones: Rotterdam, Amberes, El Havre, Londres, Marsella-Fos y Génova, en donde se localizan vías de navegación europeas de gran importancia en el transporte internacional, así como poderosos y diversificados complejos industriales.
Tradicionalmente los países escandinavos han estado estrechamente relacionados con el mar, y en los litorales existen centenares de puertos; muchos de ellos son las capitales de estos países. Sus instalaciones para construcción naval, sus flotas mercantes y el movimiento de productos pesqueros son de los más importantes en el mundo. Entre sus complejos portuarios más importantes se encuentra el finlandés Helsinki y Kotka, que presenta la mayor concentración de población e industria.
En las costas del Mar Mediterráneo los complejos industriales portuarios presentan menores proporciones, por lo que el desarrollo de las zonas litorales fundamentalmente se basa en el turismo, extendiéndose una franja continua de balnearios y playas a lo largo de la Riviera italiana y francesa; la Costa Brava y la Costa Dorada en España; así como las Islas Baleares y el Sur de Grecia, en donde cientos de miles de turistas se divierten y descansan durante el verano.
En el continente africano sólo se encuentran desarrollados los puertos de la costa del Mar Mediterráneo, pertenecientes a Libia, la RAE y los países del Magreb, en donde se manejan el petróleo, el gas licuado, la metalurgia y la industria química, siendo Dakar uno de sus complejos portuarios más importantes. El resto de los puertos de África apenas mueve el 7% de las cargas de tráfico marítimo mundial.
Los complejos portuarios marítimos en las costas del Océano Pacífico son menos complejos y ramificados que los del Atlántico, encontrándose los más desarrollados en las costas de Estados Unidos y Japón. En los puertos de este litoral se maneja el 26% del tráfico de cargas marítimas.
En la costa oeste de Estados Unidos destaca el complejo portuario que se extiende desde San Diego hasta San Francisco, en donde la concentración de industria y población constituye una megalópolis de gran potencial económico, y en ella se encuentran localizadas instalaciones petroleras y de industria aeronáutica, maderera y electrónica; también destacan en esta zona las instalaciones de investigación científica y tecnológica. 

Figura 10. Los puertos principales del mundo. 1) Singapur (república de Singapur) 2. Kobe, 3) Tokio y 4) Osaka (Japón); 5) Vancouver (Canadá); 6) Nueva York, 7) San Francisco y 8) Nueva Orleans (EUA); 9) Ensenada, 10) Tampico, 11) Veracruz y 12) Acapulco (México); 13) Willemstand (Curazao); 14) Puerto Cabello (Venezuela); 15) El Callao (Perú); 16) Río de Janeiro (Brasil); 17) Valparaíso (Chile); 18) Buenos Aires (Argentina); 19) Londres (Inglaterra); 20) Hamburgo (Alemania); 21) Rotterdam (Holanda); 22) El Havre y 23) Marsella (Francia); 24) Génova (Italia); 25) Barcelona (España); 26) Mena al Almadi (Kuwait); 27) Jeddah (Arabia Saudita); 28) Djibuti (Somalia). 
Más al norte de esta costa se encuentra el puerto de Seattle, en el estado de Washington, base de una importante flota pesquera y que cuenta con gran infraestructura para atender el comercio de los productos que ésta captura.
En la costa de Canadá, en el Pacífico, destaca el complejo portuario de Vancouver, que cuenta con instalaciones para la construcción de maquinaria de transporte, para la industria maderera y para la industrialización de conservas de pescados.
En América Latina se han desarrollado dos complejos portuarios importantes, en Chile la zona de Valparaíso-Santiago y en Perú la de Lima-Callao, en donde se localiza importante industria transformadora y por los cuales se exportan materias primas minerales y agropecuarias. En el litoral del Pacífico de México se localizan puertos importantes para la industria pesquera como Ensenada en Baja California, Guaymas en Sonora y Mazatlán en Sinaloa; para el turismo están Acapulco en Guerrero, Manzanillo en Colima, el propio Mazatlán en Sinaloa y La Paz en Baja California Sur.
El sistema de complejos portuarios de Japón, que ha sido llamado "cinturón del Pacífico japonés", es uno de los más importantes del mundo y en él se encuentran la mayor parte de la población y de la economía de este país. Su industria tiene grandes plantas siderúrgicas, otras para la refinación del petróleo, la petroquímica y las construcciones mecánicas.
Japón depende del océano no sólo porque sus centros industriales, se localizan en los litorales, sino porque necesitan importar gran cantidad de las materias primas que utilizan, además de su alimento, que en su mayor parte proviene de la pesca. Esto ha producido que en los grandes puertos de Kobe, Tiba y Yokohama, se encuentre una de las más importantes industrias de construcciones navales y que este país tenga la marina mercante y la flota pesquera más grande del mundo.
En Australia, los puertos de Sydney y Melbourne presentan complejos industriales relacionados con la extracción de carbón de piedra, siderúrgica y refinación de petróleo, así como la fabricación de automóviles. En Nueva Zelanda el complejo portuario de Oakland tiene industria que procesa materia prima importada, dedicada a la fundición de acero y la refinación de petróleo, y por su puerto de Wellington realiza exportaciones de productos agropecuarios como lana, mantequilla, queso, carne, etcétera.
En los países con costa al Océano Índico, el desarrollo portuario se ha basado en la explotación del petróleo, aunque en los últimos años se han creado industrias e infraestructuras que permiten mover importantes cargas, como en el caso del puerto de Ras Tannurah en Arabia Saudita o el puerto iraní de Kharg. En esta región del Océano Índico el mayor desarrollo de complejos portuarios se encuentra en la República de Sudáfrica y en la India.
Los Emiratos Árabes Unidos, que abarcan siete territorios, han construido puertos importantes donde se localiza la planta para desalazón de agua de mar más grande del mundo; además de zonas de hoteles de lujo y centros turísticos.
El desarrollo de complejos industriales portuarios que permiten incrementar la productividad de la especie humana con el aprovechamiento de los recursos que el mar le ofrece, avanza a un ritmo intenso y sólo cabe esperar que se realice de una forma racional y equitativa que permita establecer mayores vínculos entre los diferentes países.
V. TRANSPORTE MARÍTIMO MUNDIAL
EL OCÉANO mundial, como espacio único y cerrado, permite que las embarcaciones circulen libremente desde cualquier parte del mundo, siguiendo diferentes direcciones, por lo que se ha establecido una gran cantidad de rutas marítimas.
La distribución de estas rutas, su extensión y la intensidad con que son utilizadas depende de varios factores, entre los que se encuentran las características de la línea de costa de los continentes; las condiciones oceanográficas como las corrientes, el oleaje y las mareas; la existencia de pasos naturales o artificiales: estrechos, canales, etcétera; la distancia entre los puertos que envían o que reciben las cargas; las características de los puertos en que operan las embarcaciones y, sobre todo, del desarrollo económico de los países.
Las rutas marítimas mundiales presentan modificaciones de acuerdo con el descubrimiento de nuevas fuentes de materias primas, y el agotamiento de otras.
Los países que se encuentran en vías de desarrollo están iniciando el proceso en el avance de la ciencia y la tecnología del transporte marítimo y de la construcción de puertos, con buques de mayores dimensiones y velocidad, con instalaciones portuarias cada vez más complejas y especializadas, que han hecho que se mejoren las posibilidades del transporte a través de los océanos.
Sin embargo, el aumento de calado de las embarcaciones ha ocasionado ciertos problemas, debido a que las zonas de más intensa navegación, como el Paso de Calais en Francia, los estrechos daneses y el Estrecho de Malaca en Sumatra, así como los canales artificiales como el de Suez y el de Panamá, presentan poca profundidad, lo cual ha obligado a cambiar los itinerarios de las rutas marítimas o a seguir utilizando buques de poco calado.
Entre las principales rutas marítimas se encuentran las que comunican a los países de Europa con los del norte de América y que se inician en Inglaterra y terminan en el litoral Atlántico de Estados Unidos y Canadá, y otras que lo hacen en sentido contrario navegando entre los 40 y 65 grados de latitud norte, cubriendo distancias de entre 5 000 y 9 000 km. En esta zona del Atlántico Norte se localiza el mayor número de rutas marítimas, ya que también llegan cargas que proceden de los océanos Pacífico e Índico.
Las rutas que comunican a Europa con América Central y del Sur pasan a través del Canal de la Mancha, y presentan una extensión de más de 11 000 km. También por este canal pasan las rutas que unen a Europa con África occidental y meridional y con el Océano Índico, con una extensión de 9 000 kilómetros.
América se comunica con los puertos del Mediterráneo a través de rutas que pasan por el Estrecho de Gibraltar y se ramifican hacia el norte y el sur en las aguas que rodean la isla de Madeira, cubriendo recorridos de 9 000 a 11 000 kilómetros.
En la zona norte del Atlántico destacan las rutas que Unión Soviética ha establecido para conectarse con el Océano Pacífico, pasando por los estrechos de Zembla y de Bering y recorriendo desde Leningrado hasta el Extremo Oriente. Esta ruta tiene gran importancia para Alaska, ya que le permite mover sus minerales.


Figura 11. Transporte marítimo. Barco de carga. 
También en el Atlántico se localizan las rutas marítimas que Estados Unidos ha establecido para comunicarse con América Central y del Sur, pasando por la Cuenca del Caribe, con un recorrido de 4 000 a 11 000 km; la que va de Nueva York hasta el Cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica es una de las más largas.
De puertos de América del Sur, como Montevideo y Río de Janeiro, salen rutas que van hacia puertos del Océano Índico pasando por el sur de África, con un recorrido de 6 500 kilómetros.
En el Océano Pacífico el número de rutas marítimas es menor; entre ellas, las más importantes son las que unen a Estados Unidos y Canadá con Japón, las islas Hawai y las Filipinas, recorriendo cerca de 9 000 kilómetros. Otras rutas de navegación importantes para el Pacífico son las que comunican los puertos de América del Sur con Australia y las que lo hacen entre Asia, Australia y Nueva Zelanda con Japón a través de los estrechos de Malaca, Makasar y Lombok.
En el Océano Índico, la mayor parte de las rutas sólo lo atraviesan, y únicamente están las que comunican los puertos del Golfo Pérsico con los de Europa y América del Norte para transportar materias primas; las más importantes son las que conectan los de Australia con el Golfo Pérsico, Mar Rojo y los del sur de África, sobre todo por las embarcaciones petroleras que ahí se mueven.
Las rutas marítimas que se localizan en el Mar Mediterráneo establecen comunicación entre los puertos del norte de África y del sur de Europa con los otros continentes, y con la existencia del Canal de Suez se ha intensificado el transporte de cargas y de petróleo.
En esta navegación a través de los océanos, desempeñan un importante papel los estrechos naturales, como el Estrecho de la Mancha que une al Mar del Norte con el Atlántico, que se considera el más transitado; se calcula que lo navegan más de mil buques al día; o el Estrecho de Gibraltar por el que se estima que transitan diariamente 400 embarcaciones; a los estrechos daneses que unidos al Canal de Kiel comunican el mar Báltico con el Océano Atlántico. También son importantes los estrechos turcos del Bósforo y de Dardanelos, por donde la flota soviética navega para llevar carga a los puertos de Hungría, Bulgaria y Rumania.
Además de estos estrechos naturales, existen tres canales artificiales de navegación que han permitido conectar los diferentes continentes a través de los océanos. El Canal de Suez, inaugurado en 1869, es el de mayor tráfico; le sigue el Canal de Panamá, terminado de construir en 1914 y, por último, está el de Kiel, que se puso en operación en 1985.
El transporte de cargas que mueve la marina mercante mundial representa el 80% del comercio internacional, siendo para algunos países de Europa, por ejemplo Gran Bretaña, Grecia y España, mayor este porcentaje. Este transporte permite que los gobiernos establezcan programas de desarrollo, con base en el comercio exterior, para llegar a diversos mercados, así como lanzarse a la conquista de nuevos.
El transporte de cargas líquidas como petróleo y sus derivados, alcohol, aceite, agua dulce y vinos, que se lleva a cabo en buques cisternas, cada vez se incrementa más, siendo más intenso que el de las cargas a granel; esto se debe al aumento de explotación del petróleo y sus derivados, ya que se entrega por vía marítima más del 60% del crudo que se consume. Los países que más importan petróleo son los de Europa Occidental, Estados Unidos y Japón.
Las cargas a granel que se transportan por mar son: la mena, el carbón, los granos, y algunas sustancias químicas como los fosfatos. Las cargas generales son aquellas que se transportan empaquetadas, como productos industriales terminados: coches, maquinaria, materias primas, cauchos; algodón, lana y productos agropecuarios como mantequilla, carne, verduras, frutas, etcétera. 

Figura 12. Barcos de carga líquida. Petrolero. 
En el transporte marítimo mundial son de gran importancia las características de los puertos y su conexión con la infraestructura que tienen los países para la distribución de estas cargas; el transporte a través de los puertos del planeta alcanza cerca de los 10 mil millones de toneladas y se ha estimado que para el año 2000 puede alcanzar casi 20 mil millones de toneladas, por lo que se tendrán que realizar modificaciones técnicas en muchos de los puertos actuales, para poder atender esta demanda.
Los puertos que mueven el mayor tonelaje de carga son, en Europa: Rotterdam, en los Países Bajos; Marsella, Fos y El Havre, en Francia; Amberes, en Bélgica; Hamburgo, en Alemania; Londres, Liverpool y Hartlepool, en Gran Bretaña, y Génova y Trieste en Italia.
En Norteamérica: Nueva Orleans, Nueva York, Houston, Baltimore, San Francisco y Long Beach, en Estados Unidos; Seven Islands y Vancouver, en Canadá; Willemstand en Curazao; y Ensenada, Tampico y Veracruz, en México.
En Sudamérica: Tubarao, San Sebastián, Río de Janeiro y Victoria, en Brasil; Puerto Miranda y Amuay, en Venezuela; Buenos Aires, en Argentina; Valparaíso, en Chile y Callao en Perú.
En Asia: Kobe, Yokohama, Nagoya, Kawasaki, Tokio y Osaka, en Japón; Singapur; y Damay, en Indonesia. En el Medio Oriente: Rastannurah, en Arabia Saudita; Kharg y Bandar Mashur en Irán; Mena al Almadi, en Kuwait; Diebel Dhana, en los Emiratos Árabes Unidos y Fao, en Irak. Además, están Port Hedland y Dampier, en Australia.
El transporte marítimo representa un medio para unir a los diferentes países del mundo. Además de las cargas comerciales que se intercambian, es importante señalar que también ha sido posible establecer relaciones culturales a través de muchos años gracias a este tipo de transporte.
Cabe esperar que todas estas posibilidades que representan las vías marítimas, la humanidad las aproveche en beneficio colectivo y que no sólo sean utilizadas por los poderosos para seguir esclavizando comercialmente a los países de menor desarrollo.
Y, sobre todo, es importante esperar que la marina mercante sea la que se desarrolle en número y en características técnicas, en lugar de la marina con fines bélicos, la marina de guerra, que debería desaparecer hasta donde fuese posible.

VI. INFRAESTRUCTURA PARA LA NAVEGACIÓN MARÍTIMA
PARA poder realizar una navegación segura a través de las aguas océanicas, es necesario contar con una serie de características, tanto de la embarcación como de las condiciones del medio. Por esto, es indispensable disponer de equipo especializado a bordo, en el propio mar y en tierra, que permita alcanzar el máximo de esta seguridad.
El equipo de seguridad para la navegación más antiguo que se conoce es el faro; los primeros que existieron en la historia son el faro de Alejandría, en la desembocadura del Nilo, y el Coloso de Rodas, en la isla de Rodas: fueron construidos 300 años antes de Cristo.
Durante los siglos XVII y XVIII se establecieron en Europa faros que todavía prestan servicio en la actualidad, como el Eddistone, en Inglaterra; el de Cordonan en Francia, y el de la desembocadura del río Don en Unión Soviética.
En América, el primer reporte que se conoce de un faro es el de la entrada del puerto de Boston, construido en 1715, pero algunos investigadores consideran que las pirámides que edificaron los mayas en las costas, como las de Tulum en Quintana Roo, eran utilizadas como señalamientos marítimos.
A través, del tiempo, los faros han ido evolucionando con la aplicación de nuevas tecnologías y en la actualidad la mayoría de ellos funciona con potentes fuentes de energía eléctrica autónoma, capaces de enviar señales a 30 millas de distancia, y que se operan desde centros de control o por medio de celdas fotoeléctricas que encienden el faro cuando oscurece o se presenta niebla.
Estos faros modernos también están equipados con sistemas de radio que emiten señales específicas a determinadas horas; también cuentan con señales sonoras que funcionan para prevenir a las embarcaciones durante la niebla.
De los 10 000 faros que se ha calculado que existen en las costas mundiales, 15% son operados por personal de servicio que vive en ellos, y 85% son automáticos.
En un principio cada país tenía su propio sistema de señales producidas por faros, pero en 1889, en la Conferencia Internacional del Mar celebrada en Washington, Estados Unidos, se acordó la necesidad de establecer un solo sistema de señales y así, dentro del seno del Comité de Seguridad de la Navegación perteneciente a la Organización Intergubernamental Marítima Consultiva de las Naciones Unidas (IMCO), a partir de 1977 se establecieron dos sistemas de aviso de peligros del mar, para sustituir los diversos que estaban vigentes y que poco a poco las naciones han ido incorporando.
Además de estos grandes faros, en muchas de las costas existen otros sistemas de aviso menos potentes, que generalmente tienen visibilidad hasta de 4 a 10 millas de distancia y pueden estar instalados en torres de hormigón armado o en edificios de la orilla. En aguas de poca profundidad, las vías de navegación pueden estar marcadas por boyas y balizas de diferente diseño y calor.
Las boyas modernas, que a veces llegan a alcanzar hasta 30 toneladas, poseen además de la fuente de luz sirenas neumáticas o campanas y algunas llevan reflectores pasivos de radar, para facilitar su localización por el radar de los barcos. 


Figura 13. Faro de Isla de Sacrificios en Veracruz, México. 
La tecnología ha empezado a utilizar la energía atómica para operar los aparatos de algunos faros, siendo el primero el del Faro de Tallín, en el Mediterráneo.
La radionavegación es otro de los métodos que se ha utilizado para asegurar la operación de las embarcaciones. Este método se inició colocando aparatos para emitir señales a determinadas horas del día en los faros, las cuales eran recibidas por el aparato receptor del buque. El alcance de estos radiofaros es de un máximo de 200 millas y generalmente se unen varios para transmitir en una sola frecuencia.
La radionavegación se desarrolló a partir de la segunda Guerra Mundial, cuando entraron en función los potentes radiofaros tipo Consol, con alcance hasta de 600 millas. Posteriormente han aparecido diversos sistemas de radionavegación como son el sistema inglés "Decca", con una potencia de 240 millas; y el "Loran", con una distancia de hasta 900 millas y un error máximo de 2 a 5 millas.
Como el alcance de los sistemas Decca y Loran es limitado, los investigadores, principalmente de Estados Unidos, después de trabajar alrededor de 20 años, diseñaron el sistema global de onda superlarga, "Omega", que llega a más de tres mil millas de distancia. En este sistema intervienen 8 emisoras costeras localizadas en diferentes lugares del mundo y por lo relativamente barato de los aparatos que utiliza, es el más económico y accesible de los sistemas actuales.
Los sistemas de navegación operados desde los satélites van tomando mejor impulso cada día y en la actualidad se está trabajando para establecer un "sistema cósmico internacional" para atender a los buques de todos los países; como este sistema es muy costoso, los gastos se han dividido entre ellos.
Uno de los sistemas de navegación por satélite que ya usan las embarcaciones, es el norteamericano llamado "Transit", que da servicio a la flota naval y a los buques de investigación de Estados Unidos y de otros países. Como el costo de este sistema se ha ido reduciendo en últimas fechas, también lo están utilizando las embarcaciones mercantes y pesqueras.
Con el desarrollo de los sistemas de navegación marítima, también han evolucionado los aparatos complementarios como las brújulas, las correderas, los pilotos automáticos, las ecosondas, los radares, etc., muchos de los cuales se asocian con computadoras electrónicas.
En el presente existe gran cantidad de radiofaros marítimos de largo alcance, en los cuales se manejan los sistemas Decca, Loran A, Loran C y Omega; perteneciendo 1100 al litoral del Océano Atlántico, 420 al del Océano Pacífico y 170 al de Índico; los principales se encuentran en Lugo, España; Plonéis, en Francia; Bushmills, en Inglaterra; Anne y Bkorne, en Noruega; y Kanin, Pankrátiev y Posiet en Unión Soviética.
En cuanto a los otros sistemas de radionavegación, el Decca es utilizado en casi todas las costas del mundo, y se calcula que existen alrededor de 185 estaciones integrantes de 49 cadenas del sistema.
El sistema Loran C, que ofrece seguridad para la navegación oceánica, el acceso a la costa y la entrada al puerto, está más desarrollado en Estados Unidos y sus fuerzas navales tienen 13 cadenas, de las cuales 7 se localizan en el Océano Atlántico y 6 en el Pacífico.
En la organización del sistema de radionavegación Omega han participado Estados Unidos, Argentina, Liberia, Francia, Noruega, Japón y Australia, y han logrado un eficiente servicio que permite determinar el lugar donde se encuentre una embarcación en el océano, utilizando la ayuda de tres estaciones, con lo que se obtiene mayor exactitud.
No obstante el continuo mejoramiento de las técnicas para la seguridad, se han hecho importantes esfuerzos, así como gastos significativos, para la regulación de las embarcaciones en el mar, como sucede en Londres, El Havre, San Francisco, Rotterdam, Leningrado e Ilichovsk.
Desde 1946, con la Conferencia Internacional para los Medios Radiotécnicos, celebrada en Londres, se elaboran las demandas internacionales para mejorar y coordinar los sistemas de radionavegación.
Las normas que regulan a los barcos cuando están navegando fueron establecidas por el Primer Reglamento Internacional para Prevenir las Colisiones en el Mar, que fue adoptado en 1889; este reglamento fue actualizado en 1948 y en 1960; sin embargo, en la actualidad resulta inoperante, por las grandes modificaciones que se han presentado en los sistemas de navegación, en las características de las embarcaciones y en el manejo de los puertos.
A pesar de todo, los navegantes cuentan con "manuales" y "guías" de navegación que describen las características del océano mundial, y en los cuales se destacan la geografía física y la hidrometeorología de las rutas de navegación; que son la base de las cartas marítimas de navegación indispensables para reducir costos y para aumentar la seguridad en el desplazamiento de las embarcaciones.
Estas cartas son el resultado del trabajo de navegantes y geógrafos a lo largo de varios siglos, y solamente las grandes potencias marítimas han logrado poseer colecciones mundiales de estas cartas, por lo caro que resultan, como Estados Unidos, Unión Soviética y Gran Bretaña.
Como el estado del tiempo en el océano presenta constantes cambios los países han establecido servicios hidrográficos que se encargan de comunicar a los navegantes el estado del tiempo, ya sea a través de boletines que se publican a diario, cada semana o al mes, o por medio de transmisiones de radio en diferentes horas del día.
Entre los datos que contiene esta información están: la dirección y velocidad del viento, el grado de agitación del mar, las velocidades y las direcciones de las corrientes, la nubosidad, las precipitaciones, las mareas, las temperaturas del aire y el agua, y la posibilidad de encontrarse en la ruta con huracanes y tifones.
Además de contar con los servicios hidrometeorológicos nacionales, 130 países son miembros de la Organización Meteorológica Mundial de las Naciones Unidas, que persigue el fin de dar uniformidad a los métodos empleados en estos servicios y mayor valor y coordinación a la información que manejan.
Para hacer más eficiente la navegación mundial, los países han establecido en sus puertos sistemas de bases de suministros de combustibles, lubricantes y agua, de los que las embarcaciones se surten, en el periodo en que efectúan las operaciones de carga y descarga.
Además existen puertos, generalmente en islas localizadas en las rutas marítimas, cuya única función es la de abastecer estos suministros, como Hilo en las islas Hawai, Cebú en Filipinas, y Surva en el archipiélago Fidji, entre otras.
También son importantes las bases para la reparación de barcos, y las hay de dos tipos: las primeras hacen su trabajo impidiendo que el buque pueda seguir prestando sus servicios, y las otras lo reparan sin que éste detenga sus actividades. Entre las principales bases se pueden mencionar las que poseen superdiques, como las de Lisboa en Portugal, Hamburgo en Alemania y Nagasaki en Japón.
Por último, como un complemento para la seguridad de la navegación oceánica, se cuenta con servicios de socorro y salvamento, que son utilizados durante accidentes. Se ha calculado que en todos los mares del mundo se accidenta del 25 al 30% del total de la flota, muriendo alrededor de 2 000 personas al año en estos accidentes.
En la actualidad, este tipo de socorro y salvamento funciona en más de 100 países, en los que se cuenta con potentes estaciones de radio, aviones y helicópteros, grúas flotantes y otros medios de salvamento, además de personal capacitado para ese fin. 


Figura 14. Puerto de Barcelona, España. 
La red más grande de socorro y salvamento se encuentra en el noroeste del Atlántico, sobre todo en los mares Báltico, del Norte y Mediterráneo, que tienen intensa navegación, como sucede con los centros de Vasa y Marianhamina en Finlandia; Bodo y Tromso en Noruega; isla de Mallorca en España; la Valleta en Malta; y Cagliari en Italia.
También son abundantes en los litorales de América del Norte y Centro, como en Santo Domingo en República Dominicana, Puerto Cortés en Honduras, Kingston en Jamaica, Panamá en Panamá, Miami y Corpus Christi en Estados Unidos y Halifax en Canadá.
Los países del Lejano Oriente también tienen bases de socorro y salvamento como Kitakyushu, Tokio y Naha en el Japón, Manila en Filipinas, Labwan en Malasia y Honk Kong, Singapur y Osan en Corea del Sur.
En los últimos años, la infraestructura para la navegación marítima se ha incrementado considerablemente, por lo que cada vez el número de ciudades que se unen por los océanos es mayor, lo que debe traer como consecuencia un intercambio más intenso entre las diferentes culturas de la humanidad, esperando que esto sea en beneficio de todas ellas.

VII. DERECHO DEL MAR. MAR TERRITORIAL Y MAR PATRIMONIAL
EL DERECHO del mar es una de las ramas más importantes del derecho internacional, y permite resolver las reclamaciones que los Estados hacen, de acuerdo con sus intereses nacionales, sobre la utilización de los recursos del océano.
El derecho internacional del mar no sólo ha sido utilizado durante las épocas de guerra, por los bloqueos y por las flotas de guerra, sino que ha sido de gran provecho en tiempos de paz, para resolver los intereses de las flotas mercantes y principalmente de la industria pesquera.
Algunos de los temas de gran importancia para la humanidad tratados por el derecho del mar, son los relacionados con la exploración y explotación de los recursos en la zona marítima internacional, considerada como patrimonio común de la humanidad; los del mar territorial y la zona contigua; los de la plataforma continental; los de la zona económica exclusiva o mar patrimonial; los de pesca y conservación de los recursos vivos del mar; los relacionados con la preservación del medio marino, y los referentes a la investigación científica de los océanos.
La importancia de esta temática ha propiciado que el derecho del mar evolucione a pasos agigantados, sea la base para el desarrollo socioeconómico de los estados ribereños y norme el aprovechamiento racional de los recursos oceánicos en beneficio de la humanidad; por esto, se puede observar que en su desarrollo participan tanto los países industrializados, verdaderas potencias marítimas, como aquéllos en vías de desarrollo, sin importar su organización políticosocial.
La "libertad de los mares", por ser extensiones que no se pueden limitar con una cerca, así como la propiedad común de los recursos que en ellos se encuentran, fueron conceptos que la humanidad aceptó durante muchos años; pero al intensificarse la explotación de estos recursos se empezaron a presentar problemas entre los pueblos, reclamándose el derecho soberano de los estados costeros sobre sus aguas limítrofes, así como sobre sus recursos, lo cual propició el nacimiento de lo que en la actualidad se denomina derecho del mar y cuyo origen, según algunos estudiosos, "se pierde en la noche de los tiempos".
Los primeros reportes de la historia sobre el uso del océano y sus recursos por el hombre, aparecen casi 300 años a.C., cuando los egipcios establecieron la primera industria para construir barcos empleando maderas transportadas en balsas desde Líbano y Siria. Estas embarcaciones fueron principalmente utilizadas en el Nilo, pero hicieron también incursiones en el Mediterráneo.
Los fenicios fueron los iniciadores del comercio a través del océano, intercambiando mercancías con la India y con los pueblos localizados en el noroeste de España. Fundaron su principal puerto en Cartago, ciudad que establecieron, en la costa de África para dominar las rutas comerciales a través del Mediterráneo. Fue tan importante la navegación, para el pueblo fenicio, que estableció reglas sobre los barcos y la navegación, consideradas por algunos historiadores como las primeras que existieron y que posteriormente fueron utilizadas por griegos y romanos.
Estas reglas, que debieron ser muy simples, las establecieron en la colonia que tenían en la isla de Rodas, por lo que a su conjunto se le llamó "ley rodense", y se reporta que consideraban los castigos que se aplicaban cuando un marinero golpeaba a otro, estipulaban cuándo podían las tripulaciones dejar el barco para dormir en tierra y qué pasaba cuando, en caso de mal tiempo, se tenían que arrojar al mar partes de la embarcación.
Estas reglas iniciaron lo que actualmente se conoce como "derecho marítimo", y no sólo fueron importantes los textos de estas normas, sino que al adoptarlas otros países, se estableció su carácter internacional, al acostumbrar a los hombres a considerar la naturaleza universal del océano.
Además del comercio marítimo, los fenicios seguramente realizaron la pesca comercial; los peces deben de haber sido tan importantes para ellos que a una de sus principales ciudades la llamaron Sidón, que significa pez, y a otra Tiro, considerado como el inventor de la pesca. Para cuidar sus intereses comerciales durante las travesías que hacían en el mar, crearon lo que se ha interpretado como la primera marina de guerra; esta medida, además de defender sus pertenencias, fundamentaba "su propiedad del mar" en la capacidad de proteger a sus barcos y a sus puertos.
En Roma, los grandes juristas se interesaron por las leyes que gobernaban la actividad en los mares y estudiaron varias formas para clasificar al mar y las costas. En el Instituta de Justiniano, durante el año 533 de nuestra era, se escribió un compendio de derecho romano donde se señalaba "que la mayoría de las cosas pertenecen a los individuos... Así pues, las siguientes son, por ley natural, comunes a todos: el aire, las corrientes de agua, el mar y, consecuentemente, la costa".
Con base en esto sostuvieron dos principios en relación con los recursos del mar, los que pertenecen a todos, res communis, y los que no son de nadie, res nullius, que todavía son utilizados por los abogados en la actualidad para argumentar, dentro del derecho del mar, la libertad de los mares.
A pesar de este modo de pensar de los romanos, cuando empezaron a explotar los recursos del Mediterráneo tuvieron que desarrollar una poderosa marina de guerra, para competir con los fenicios y, después de controlarlos, extender su imperio para llegar a llamar a este mar mare nostrum, es decir, "nuestro mar".
Cuando el poder de los romanos disminuyó, el Mediterráneo fue dominado por los bizantinos y posteriormente por los musulmanes. A principios de la Edad Media, los países de Europa sólo se conectaban por vía terrestre, ya que los viajes en barco eran peligrosos y el derecho del hombre sobre los mares se imponía por la fuerza, provocando que algunos reyes ingleses se llamaran a sí mismos "gobernantes del mar", como Eduardo III, que obligaba a sus súbditos a saludar a sus naves porque él era "rey de los mares".
La idea que se desarrolló durante la Edad Media en relación con la propiedad del océano y sus recursos, fue de que el mar próximo a las costas de un país, pertenecía a éste.
En los siglos XV y XVI, época en que se realizaron gran cantidad de descubrimientos, se presentaron muchas reclamaciones sobre la propiedad de ciertas regiones de los océanos, siendo una de las más conocidas la presentada ante el papa Alejandro VI, en el año de 1493, sobre la división de las recién descubiertas áreas del Atlántico, del Pacífico y del Índico.
En el Mar Mediterráneo, Venecia alegó ser dueña del Mar Adriático y Génova del Mar de Liguria; España y Portugal, dos grandes naciones de navegantes de esa época, alegaron el control completo de las zonas que descubrieron, con derecho de excluir de ellas a los extranjeros. Los países escandinavos llegaron a reclamar áreas oceánicas tan apartadas como Groenlandia.
A finales del siglo XV, los españoles y los portugueses, por medio de una "bula papal", se dividieron los océanos: Portugal controlaba las costas de África y el Océano Índico, y España manejaba las lagunas costeras de las Américas.
Sin embargo, estas bulas papales que trataron de establecer una legislación sobre el océano y sus recursos, no eran respetadas por los ingleses, quienes atacaban los barcos españoles y portugueses, sosteniendo el criterio de libertad de los mares apoyado por la reina Isabel I.
En pleno siglo XVII, en 1609, aparece el libro Mare Liberum, escrito por el jurisconsulto holandés Hugo Grocio, que se considera como la obra que establece las bases del derecho internacional del mar.
El principio de libertad de los mares fue pronto discutido por las grandes potencias navales durante todo el siglo XVII y muchas de ellas rechazaron la doctrina de Grocio de que el "uso del mar y del aire es común a todos", y apareció, en 1635, la obra del inglés John Selden, Mare Clausum, en las que señalaba que "el mar, por mandato de las naciones no es común a todos los hombres, sino susceptible del dominio privado o propiedad particular, como lo es la tierra".
Estos dos principios, el de la libertad de los mares y el de la limitación de una parte de ellos, han sido a través del tiempo la principal polémica del derecho del mar y fueron establecidos en el siglo XVIII, cuando se considera la libertad de los mares como una "ley sagrada", y al mismo tiempo, se permite a los estados ribereños tener poder sobre una franja estrecha continua a sus costas, que fue llamada mar territorial.
La anchura del mar territorial se convirtió en el centro de la discusión del derecho del mar; algunos juristas, como el holandés Cornelius van Bynkershoek en 1703, propusieron que fuera la distancia recorrida por un tiro de cañón; mientras que los escandinavos pusieron la "legua marítima", que algunos estados interpretan como cuatro millas y otras como tres.
Uno de los países que más defiende la anchura de tres millas es Estados Unidos, y a finales del siglo XIX impone su criterio, por lo que la mayoría de los Estados aceptan "la soberanía sobre sus aguas territoriales con una anchura de tres millas", pero éste no fue un acuerdo universal.
El principio básico del derecho del mar sobre el mar territorial fue, por mucho tiempo, que una faja de agua debía quedar bajo la soberanía exclusiva del Estado ribereño, por considerarlo una extensión del territorio nacional; algunos países respetaban 3 millas náuticas a partir de la línea de costa y defendían que la alta mar, más allá de ese límite, debería de ser libre. Inicialmente, este principio tendía a satisfacer las exigencias de la seguridad nacional y conciliarlas con la libertad de comercio y la navegación, pero se aplicaba a todas las actividades desarrolladas en ambas zonas y, consiguientemente, definía la estructura jurídica dentro de la que se realizaba la actividad pesquera.
En el siglo XIX se formula una serie de tratados sobre las actividades pesqueras y sobre aranceles de aduana, en los que se toma como base el límite de tres millas, como por ejemplo el establecido en 1893 entre Gran Bretaña y Estados Unidos sobre los "osos marinos" del Mar de Bering.
En el presente siglo el derecho del mar inició su evolución definitiva, y el primer esfuerzo que hacen las naciones en conjunto es la "Conferencia de La Haya en 1930", convocada por la Sociedad de Naciones, con el tema de mar territorial. En esta conferencia algunos países se pronuncian por un mar territorial de 12 millas.
Después de la segunda Guerra Mundial, en 1945, el presidente Truman de Estados Unidos declara el derecho exclusivo que tiene su país para explotar los recursos naturales de su plataforma continental, más allá de los límites del mar territorial.
Esta declaración, que se basa en que la importancia del mar está en el aprovechamiento de los recursos y no en la navegación, produjo un gran efecto en el derecho del mar y trajo como consecuencia que algunos países empezaran a proponer el criterio de las 200 millas, el cual toma fuerza en 1952, con la llamada "Declaración de Santiago", efectuada en Santiago de Chile y presentada por Chile, Ecuador y Perú.
Con estas inquietudes y decisiones políticas internacionales, se inicia una nueva etapa en el derecho del mar y así, bajo el patrocinio de las Naciones Unidas, se llevaron a cabo dos conferencias en Ginebra sobre este tema. En la primera, en 1958, se adoptaron cuatro convenciones sobre el mar territorial y zona contigua, sobre alta mar, sobre pesca y conservación de los recursos biológicos en alta mar, y sobre la plataforma continental. La segunda conferencia, realizada en 1960, concluyó en un rotundo fracaso, dejando a criterio de los Estados el fijar la anchura del mar territorial y las zonas de pesca, debido a la presión de las grandes potencias marítimas.
Esto trajo como consecuencia que algunos países dejaran el criterio de tres millas y adoptaran el de doce. México tomó esta decisión en 1969, estableciendo convenios a corto plazo con países que pescaban en sus aguas, como Estados Unidos y Japón, con el fin de obtener el reconocimiento a la nueva dimensión de sus aguas territoriales.
En 1967, el representante permanente de Malta en las Naciones Unidas, doctor Arvid Pardo, solicitó ante este organismo que se estableciera un acuerdo sobre la libertad del derecho del mar y del fondo oceánico más allá de los límites de la jurisdicción nacional, que éste quedara reservado para fines pacíficos, y que su exploración y explotación fueran en beneficio de la humanidad.
Esto trajo como consecuencia que las Naciones Unidas convocaran a la Tercera Conferencia sobre Derecho del Mar (CONFEMAR) en Ginebra, Suiza, en 1973, con la participación de 86 países, incluyendo a México, cuya delegación tuvo una actuación muy meritoria, llevada por uno de los diplomáticos más brillantes y experimentados, el embajador Jorge Castañeda.
La CONFEMAR tuvo como objetivo principal formular un nuevo orden legal para los mares y océanos del mundo; después de varias sesiones se elaboró el "Texto Integrado Oficioso para Fines de Negociación", llamado también "Texto consolidado". El 10 de diciembre de 1982, se suscribió el convenio "Concertación de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar", en la ciudad de Montego Bay, Jamaica, el cual ha sido considerado como el tratado internacional más extenso y ambicioso; en él se establece un nuevo orden jurídico que toma en cuenta los intereses y necesidades de todos los pueblos del planeta, en relación con el océano y sus recursos.
Debe señalarse que una de las piezas jurídicas clave más innovadora que se incorporó al nuevo derecho del mar, fue la "zona económica exclusiva", nacida en América Latina bajo la denominación de "mar patrimonial".
Esta zona económica exclusiva de 200 millas náuticas como la llamaron los juristas africanos, ganó adeptos en la llamada Declaración de Santiago suscrita por Chile, Ecuador y Perú, en donde se presentaron las bases de los juristas latinoamericanos apoyadas por científicos, técnicos y académicos de la región. Posteriormente, México, Colombia y Venezuela presentaron una de las primeras propuestas ante la Comisión de los Fondos Marinos y Oceánicos de las Naciones Unidas; en la que ya se encuentran rasgos distintivos de la zona económica exclusiva.
El establecimiento de esta zona tiene un significado múltiple: representa uno de los logros más grandes de la diplomacia de los países del Tercer Mundo, es un concepto innovador en derecho del mar que rompe con los principios tradicionales establecidos por las grandes potencias navales que les aseguraban la explotación de los recursos sin tomar en cuenta las grandes necesidades de los países subdesarrollados y en vías de desarrollo, lo cual hace más justo el derecho del mar. Por último, es uno de los instrumentos que podrán esgrimirse en foros bilaterales, regionales y multilaterales para aprovechar más equitativamente los recursos.
El 6 de junio de 1976 entró en vigor en México el decreto que establece, a lo largo de los 11 000 kilómetros de su litoral, una zona económica exclusiva fuera del mar territorial y adyacente a éste de 188 millas náuticas, o sea, 370.40 kilómetros, que resultan de sumar las 12 millas náuticas, es decir, 22.22 kilómetros del mar territorial, anchura establecida desde 1969, con las 188 millas adicionales o 348.18 kilómetros, tanto en el Océano Pacífico como en el Golfo de México y el Mar Caribe, salvo en aquellos casos en que esa extensión produzca superposición con las zonas económicas exclusivas de otros países, como Cuba, Estados Unidos y Guatemala. En esta zona se ejercen derechos soberanos sobre los recursos marinos que se encuentran en la columna de agua, en el lecho y en el subsuelo océanico, sean o no renovables.
Uno de los primeros resultados ventajosos al adoptarse este decreto, es que el Golfo de California, en su totalidad queda como un mar interior exclusivo de México y la exploración, el aprovechamiento y la explotación de todos los recursos, sean pesqueros, minerales o mineros, han quedado reservados al Estado mexicano y a sus nacionales.


Figura 15. Zona económica exclusiva. 
Otros países en vías de desarrollo que han establecido la zona económica exclusiva o mar patrimonial antes que México son: Costa Rica, en 1972; Chile, que desde 1952 había declarado 200 millas de mar territorial, cambió por 200 millas de mar patrimonial en 1974, y Nicaragua, en 1965, en América Latina; y Bangladesh en 1974, Islandia en 1975, Sierra Leona en 1971 y Somalia en 1972, en otros lugares del mundo. Además, debe señalarse que en la actualidad siete países latinoamericanos: Argentina, Brasil, Ecuador, El Salvador, Panamá, Perú y Uruguay, cuentan con espacios marítimos de 200 millas náuticas frente a sus costas, calificados como mar territorial, hecho que no debe ser confundido con el decreto de la zona económica exclusiva.
México ha participado activamente en varios foros sobre derecho internacional del mar, entre ellos se pueden destacar: la Convención Internacional para la Unificación de Reglas Relacionadas con la Inmunidad de Barcos, en 1926; la Convención y Estatuto sobre el Régimen Internacional de Puertos Marítimos, en 1934; la Convención Internacional para la Regulación de Ballenas, en 1949; la Convención Internacional para la Preservación de la Contaminación del Mar por Petróleo, en 1956; la Convención sobre el Mar Territorial y la Zona contigua, en 1966; en las diferentes convenciones de las Naciones Unidas sobre el derecho del mar, llegando hasta la de 1982, que se llevó a cabo en Montego Bay, Jamaica. También México ha intervenido en los foros internacionales organizados por laFAO y la UNESCO, en relación con el océano y sus recursos.
Esta experiencia sobre derecho del mar permitió a los juristas mexicanos fundar, en julio de 1981, la Academia Internacional de Derecho Pesquero, A. C., que preside Carlos J. Sierra de México; sus vicepresidentes son: Rafael Ibarra, del consejo de México, José Luis Meseguer, de España, y su secretario Raúl Cervantes, de México. Los vocales de la Academia son Stig Wenker, de Suecia; Isaac Higa, de Perú; Gunnar Schram, de Islandia; Rudolf Illing, de Alemania; Jean Quegniner, de Francia; Tullio Treves, de Italia; Ram Prakash, de India, y Jayme Soares, de Brasil.
La evolución que desde tiempo inmemorial ha presentado el derecho del mar, para ser útil a la humanidad tiene que garantizar los más importantes derechos soberanos de los pueblos, que son los de progreso y desarrollo económico.
VIII. EL FUTURO DE LA INDUSTRIA PESQUERA MUNDIAL
LAS pesquerías, como muchas otras actividades de la humanidad, viven una etapa de cambios acelerados. Esta situación obedece a la necesidad de contar cada día con mayores volúmenes de alimento para la subsistencia del género humano.
Para llevar a cabo este proceso se ha incrementado el número de embarcaciones, equipos e industrias, lográndose una gran versatilidad y eficiencia. Con estas acciones se ha alcanzado en la industria pesquera un ambiente altamente competitivo, que evoluciona y se hace cada vez más complejo, por lo que estas actividades han dejado de ser un arte para incorporarse a la "ciencia pesquera".
Las condiciones específicas que rigen a un sistema pesquero, sobre todo aquellas que se relacionan con los imponderables que presentan los factores naturales, exigen que los industriales que deseen intervenir en estos sistemas, tengan una iniciativa propia y una lógica bien desarrolladas, pero para lograr esto, es necesario contar con la información y conocimientos sólidos sobre los componentes que rigen a un sistema pesquero.
El desarrollo pesquero se define como aquellos cambios de orden cualitativo que se presentan en la industria; por lo tanto, este proceso de desarrollo tiene que contemplar la incorporación a las pesquerías de nuevos recursos, de las técnicas para capturarlos, de la elaboración de productos novedosos y de la apertura de mercados diferentes a los utilizados de manera tradicional; así como de las modificaciones en la estructura y modo de operación de algunos de los componentes físicos de la industria. Todos estos cambios deben producir como resultado un incremento en la productividad.
Como crecimiento pesquero se entiende a los cambios de orden cuantitativo, los cuales no incluyen una modificación de estructura u organización, por lo que únicamente se refieren al incremento del número de unidades, tanto de embarcaciones, como de artes de captura, plantas, etcétera, conservándose las características que presentan las que se encuentran en operación.
Como se observa, "crecimiento" y "desarrollo" difieren en sus características. Mientras el primero sólo depende de la disponibilidad de financiamiento, para el segundo es necesario que se incluyan innovaciones en las pesquerías, las cuales únicamente se pueden producir si se cuenta con los resultados obtenidos por la investigación científica y tecnológica.
Para poder establecer programas de desarrollo y crecimiento pesqueros, son indispensables las siguientes condiciones: disponibilidad de recursos, ya sean explotados o parcialmente utilizados, así como la existencia de una demanda potencial a un nivel económico adecuado por los nuevos productos que se obtengan.
A pesar de la antigua relación del hombre con la pesca, en varias partes del mundo el verdadero desarrollo de las pesquerías sólo existe desde hace poco tiempo, y sólo hasta 1800 se inicia la pesca de altura, aplicándose métodos diferentes de acuerdo con el carácter de las especies que se trata de capturar.
La base de este desarrollo radicó en la pesca comercial de Europa, que se extendió por el resto del planeta. Su crecimiento dependió de la evolución de una compleja tecnología, pero conforme se fue logrando dominar el aumento de la pesca, se volvió significativo.
La producción mundial de pescado y marisco ha aumentado más de diez veces en los últimos 70 años, y se calcula que en 1986 fue de 91 millones de toneladas. El mayor incremento se presentó a partir de 1965, pero en 1970 la producción se duplicó debido a una explosiva expansión de las pesquerías de alta mar en todas las aguas oceánicas.
Casi un 70% de la pesca mundial se compone de especies pelágicas, es decir, las que viven cerca de las superficies, tales como la anchoveta, el arenque, los atunes y la caballa; las especies demersales o de fondo, como el bacalao, el pargo y el lenguado, constituyen el resto, junto con una pequeña porción, inferior a un 8%, de invertebrados como moluscos y crustáceos, por ejemplo, camarones, bogavantes y cangrejos; por último, la acuicultura también ha proporcionado una cantidad pequeña en la producción pesquera mundial, y la pesca industrializada aporta la mayor parte de esta captura mundial.
La industria pesquera de los países desarrollados y de algunos países en vías de desarrollo ha ido aprovechando las ventajas que ofrece la evolución de una nueva tecnología, así como el uso de una serie de materiales que han innovado los métodos de pesca, sobre todo en años recientes, y que permiten mayores capturas al perfeccionarse las técnicas de detección de los peces; el uso de hilos sintéticos ha ayudado a la confección de redes grandes, sólidas y más eficientes.
Los adelantos que se han presentado en la maquinaria de cubierta y en la del procesamiento de la captura en el mismo barco, hacen posible que una pequeña tripulación pueda ocuparse de las capturas y de las redes, además de contar con métodos de conservación de los productos que permiten alargar el tiempo de pesca; si el regreso a puerto es rápido aplican el hielo, la salmuera refrigerada y la congelación, pero si se tardan más, usan la salazón y el escabeche. Los grandes barcos-factoría elaboran hasta el último fragmento de las capturas, sin desperdiciar nada, lo que hace que estos barcos puedan trabajar durante meses muy alejados de sus puertos.
A pesar del progreso tan grande que ha tenido la industria pesquera moderna, aún tiene mucho en común con la del pasado, ya que continúa utilizando como único sistema significativo la persecución y la cosecha de organismos empleados por el hombre durante mucho tiempo, explotando únicamente las existencias silvestres de unos cientos de especies marinas y muy pocas de aguas continentales.
Sin embargo, un hecho que es totalmente diferente a la situación pesquera de hace un siglo, es el estado de explotación en que se encuentran las poblaciones de los recursos vivos del mar, ya que algunas de ellas han sido explotadas casi hasta su total extinción, sobre todo en aquellos casos que, por su lenta reproducción, los organismos se convierten en más vulnerables ante el esfuerzo pesquero, como la ballena azul.
En tiempos anteriores, al disminuir un recurso, las flotas pesqueras se trasladaban a nuevas regiones sin explotar pero, en la actualidad, esto ya no es posible porque la pesca mundial de los productos convencionales, es decir, de los que tienen fácil aceptación en el mercado, se está aproximando a un momento en que sólo se mantendrá la producción si se reglamenta adecuadamente su explotación y en muy pocos casos podrá aumentar a partir del aprovechamiento de nuevas áreas de pesca. 


Figura 16. Barco factoría. 
También se están presentando modificaciones radicales en las leyes que rigen la explotación de los recursos marinos. Cada día un número mayor de países amplía las zonas de su mar territorial para aprovechar los recursos marinos que viven en su jurisdicción. No obstante, el solo hecho de ampliar los límites nacionales no constituye una garantía de que estos recursos sean explotados adecuadamente.
Para el momento en que la comunidad mundial realice un esfuerzo pesquero mayor, hasta el extremo de impedir la capacidad de recuperación de las reservas naturales, la práctica administrativa y las reglamentaciones, así como el propio sistema industrial de las pesquerías, requerirán de pronósticos preparados por los científicos pesqueros qué permitan cosechar hasta un nivel óptimo los recursos del mar y al mismo tiempo conservar para siempre estos recursos vivientes.
En las principales zonas donde viven los recursos pesqueros de los océanos, se conoce y se sabe cuál es su abundancia, para cada estación del año. Este conocimiento ha sido recopilado durante siglos por la comunidad de pescadores que entendían muy poco sobre las causas que determinaban que un recurso apareciera en una región dada. El conocimiento fue personal, fruto de la experiencia de cada pescador y de sus antepasados, y a menudo fue considerado como "secreto de oficio" entre colegas.
Sin embargo, los detalles que exige el conocimiento específico sobre un recurso no han sido reunidos todavía para muchas de las pesquerías bien establecidas, a pesar de la intervención de la investigación científica, que se ha venido realizando también durante varios años.
En la actualidad, los pescadores deben explorar las zonas oceánicas con base en su experiencia pasada, para poder encontrar las concentraciones de peces que su equipo puede capturar; aunque a veces sufren el desengaño de estar "encima de los peces" un día y "lejos" al día siguiente. Este procedimiento resulta poco eficiente cuando lo lleva a cabo cada pescador guardando el secreto.
En las pesquerías muy competitivas, donde el esfuerzo es grande y la pesca relativamente escasa, los pescadores son a menudo renuentes a cooperar y a revelar información a los demás; por esto, en algunas pesquerías se han elaborado complicados sistemas de código para pasar información a amigos privilegiados. En otras pesquerías, generalmente de países industrializados, los patrones de las embarcaciones intercambian información sobre las capturas, la ubicación y la estrategia pesquera.
Un problema importante que se tiene que resolver en el futuro de la pesca mundial, es el que está relacionado con las fluctuaciones de la disponibilidad y abundancia de los recursos. Ni los pescadores ni los dueños de las plantas industrializadoras pueden programar adecuadamente sus operaciones cuando se presentan grandes variaciones en el abastecimiento de pescados y mariscos.
Por lo anterior, para una adecuada administración de la industria pesquera y para su conservación habrá que considerar que se dan buenos y malos años de reproducción de los organismos y, por lo tanto, de producción, y con esto las condiciones de la operación pesquera podrán ajustarse a las condiciones cambiantes de los recursos de la pesquería. En la actualidad ya no se debe aplicar a cada especie una pauta exclusiva, se tiene que contar con datos suficientes sobre todas las existencias de organismos del mar, para poder indicar cuándo será el momento adecuado para cambiar de una especie a otra, según la abundancia de sus poblaciones y el interés de la industria.
Las fluctuaciones de las poblaciones pesqueras se presentan debido a varias causas; una de las más importantes es que las existencias de una especie han sido exigidas en exceso, ya sea por la presión pesquera o del ambiente, o por ambas; por lo tanto, los pronósticos que deben llegar a la industria comprenderán el conocimiento de estos factores y, con las predicciones que se deriven de conclusiones científicas, los directores podrán decidir la organización adecuada de las pesquerías.
La comunidad pesquera mundial y sus organismos reguladores requieren de dos clases de pronósticos: los de largo plazo y los de corto plazo, así como los servicios de información. Además, cada uno de estos pronósticos tiene dos componentes básicos: el biológico y el cuadro ambiental. Estas características están íntimamente ligadas, destacándose las tendencias propias del recurso y su alimentación en relación con su ambiente. Además de estos componentes, cada sistema de pronósticos requiere de datos sociológicos y económicos, que dependen de las necesidades sociales de cada población en particular.
La industria pesquera mundial requiere con premura de información que le permita programar su operación, sobre todo, le es indispensable contar con pronósticos a largo plazo, de modo que le sea posible elaborar adecuadamente sus proyectos de desarrollo y crecimiento.
Las pesquerías de alta mar, por requerir enormes inversiones de capital, deben conocer con exactitud qué rendimiento puede dar una cierta existencia de peces durante varios años, para así evaluar si es rentable o no; por ejemplo, si se puede mantener la producción anual de atún barrilete en el Océano Pacífico a un nivel de 100 mil, 200 mil o 500 mil toneladas; cuáles serán sus niveles de producción en una de las estaciones del año en particular si serán peces grandes o pequeños, en fin, lo que afecta grandemente a la totalidad de la industria pesquera. El objetivo final de estos pronósticos a largo plazo es el de permitir mejores planes para las operaciones, llegar a establecer acuerdos y convenios, y tomar adecuadamente medidas de administración y reglamentación para aprovechar racionalmente los recursos.
La utilización de los pronósticos a corto plazo es mas práctica, gracias a los adelantos en las comunicaciones y en la tecnología de la computación, que proporcionan los medios para un contacto permanente con los eventos diarios que se presentan en el océano a una escala mundial. Estos pronósticos de corto plazo proporcionan, por ahora, el mayor número de resultados de la ciencia pesquera. Un ejemplo de ellos es el pronóstico que han elaborado los científicos de La Jolla en California sobre el atún aleta azul y la albácora durante los últimos nueve años, que ha permitido la captura de estas especies por la industria, al lograr programar la operación de la flota atunera para encontrar concentraciones pescables durante todo el año.
La información representa el punto de partida para la utilización racional de todo recurso natural del océano, por ello, el Departamento de Pesca de la FAO confeccionó, a partir de 1972, un atlas de los recursos vivos del mar, en el que se presentó una primera alarma con respecto a la disminución de las poblaciones y otros peligros que amenazan la producción de las especies que de manera tradicional se han explotado, hasta ahora, en el océano. Posteriormente lo ha seguido publicando con el objetivo de informar a la industria y a los científicos sobre el estado en el que se encuentran los recursos, para que ellos adopten las medidas para su manejo adecuado.
Otro aspecto que se debe vigilar para el desarrollo futuro de la pesca mundial es el registro estadístico de la producción, en el que es necesario señalar la importancia que tienen los productos pesqueros en los mercados de los países, en especial, de aquellos que se inician en esta industria. Para ello, la FAO publica anualmente las estadísticas pesqueras mundiales en cuatro idiomas: español, inglés, francés y árabe.
Dentro de los programas para el desarrollo futuro de las pesquerías mundiales, y tomando en cuenta al nuevo derecho internacional del mar, debe considerarse como un objetivo de la pesca que los países en vías de desarrollo se beneficien con la captura frente a sus costas, bien participando directamente en ella u otorgando permisos por tiempo limitado.
Para ello, estos países tendrán que incrementar el tamaño y autonomía de sus flotas con barcos pesqueros de mayor calado, más potentes y con mayor autonomía, y como esto implica inversiones grandes, necesitan contar con créditos bancarios, ya sea de su banca nacional o de la internacional. También deben establecer programas de coinversión entre los países desarrollados poseedores del dinero pero en condiciones equitativas para ambos.
En los últimos 10 años, las capturas mundiales de las llamadas especies convencionales, es decir, las que el público conoce y, por lo tanto, acepta dentro de su alimentación, se han estabilizado en torno a los 80 millones de toneladas; aunque algunos científicos creen que la producción se está acercando a su límite natural, las investigaciones sobre los recursos muestran que en lugar de una explotación excesiva, la subexplotación está privando al mundo de suministros vitales de pescado; por ejemplo en aguas de Europa Occidental, intensamente explotadas, las poblaciones de bacaladilla, a las que en la actualidad apenas se hace caso, podrían producir hasta 2 millones de toneladas por año.
Sin embargo, el uso de nuevos productos tiene que ser precedido por una serie de ensayos para ver si encuentran aceptación entre los consumidores; en algunos casos puede suceder que se trate de la primera vez en que coman pescado.
Por esto, la FAO ha estimado que el potencial pesquero mundial es de 370 millones de toneladas formadas por 80 millones de recursos convencionales, que ya se explotan, y 290 millones de no convencionales con posibilidades de aprovechamiento; con base en estos cálculos, ha propuesto que para el año 2000 los países tendrán que incrementar la captura hasta 130 millones de toneladas para evitar que se agrave el problema de la falta de alimento.
Es necesario considerar, además, a la acuicultura, que sin estar propiamente desarrollada, podría aportar anualmente a la producción de pescado 6 millones más de toneladas. La acuicultura en los países en desarrollo, incluidos los que no tienen costa, como Nepal, por ejemplo, resulta un medio eficiente y simple para aumentar el suministro de proteínas.


Figura 17. Potencial pesquero mundial. (FAO)
En la actualidad, se está trabajando en la mayoría de los países para hacer más efectivas las técnicas acuícolas y en algunos se ha logrado dominar el cultivo de diversas especies, por ejemplo, en Japón, México, España, Australia y Francia en el caso del ostión; otros, como China, han desarrollado las técnicas de piscicultura al máximo.
Sin embargo, los objetivos son llegar a un total dominio de la tecnología que permita, de manera costeable, el cultivo de especies dulceacuícolas y de aguas salobres para el aprovechamiento de las lagunas litorales, y por último, las marinas; para dejar de ser únicamente cazadores y llegar a manejar las cepas genéticas de los organismos marinos para realizar los cultivos en una verdadera escala oceánica.
La FAO ha considerado que para alcanzar el objetivo de 130 millones de toneladas de productos del mar en el año 2000, será necesario invertir muchos millones de dólares en barcos, instalaciones portuarias y sistemas de acuicultura; varios más habrán de dedicarse a plantas de elaboración, incluidas instalaciones para preparar el pescado, que hoy se destina a la fabricación de harina, para el consumo humano y, por último, otros tantos millones de dólares para capacitar personal y encontrar la manera de reducir los despilfarros y las pérdidas en las pesquerías.
Esto será necesario, ya que el mismo organismo internacional estima que el consumo individual promedio de productos del mar en el mundo deberá aumentar de 10.5 kg en 1960, a 16.5 kg para el año 2000, y esta demanda se incrementará, sobre todo, en los países en desarrollo.
Será posible todo esto si la gente empieza a comer nuevos productos pesqueros, porque los que actualmente existen en el mercado, cada día resulta más difícil adquirirlos por lo elevado de su costo y sólo representan una pequeña fracción de las especies comestibles que viven en el océano.


Figura 18. Necesidad de productos del mar para el año 2000. 
También es indispensable lograr que las especies que se reducen para producir harina de pescado se consuman de manera directa y así se incrementen las posibilidades de alimento, ya que en la actualidad se desperdician: para producir un kilogramo de harina se queman siete de pescado fresco.
Asimismo, es necesario aplicar nuevas técnicas y capacitar a los pescadores en ellas, para evitar las pérdidas que se presentan después de la captura, por el mal manejo del producto.
Si se consigue el objetivo de pescar 130 millones de toneladas, será posible resolver los problemas nutricionales de la humanidad gracias al aumento de los suministros, y serán las personas necesitadas de alimentos las que podrán consumir pescado y beneficiarse de su elevado contenido proteico, dado que el pescado puede producir de 3 a 30 veces más proteínas animales que los productos agrícolas, con menor costo de energía.
El desarrollo futuro del mundo de la pesca requiere de metas a largo plazo. Para lograrlas es necesario el esfuerzo colectivo de los Estados ribereños, ricos y pobres, y el fortalecimiento del flujo de fondos por parte de los gobiernos, sobre todo de los países en vías de desarrollo, para solucionar problemas de alimentación y lograr un cambio de las condiciones socioeconómicas de grandes núcleos de su población y así lograr un reparto equitativo y justo de la riqueza.

IX. EL MAL USO DEL OCEANO. CONTAMINACION DEL MAR

SE CONSIDERA que el agua tiene importancia fundamental en el desarrollo de las actividades humanas, y su uso se puede aplicar en los siguientes ámbitos: doméstico, agrícola, industrial, pesquero, recreativo y de transporte; por lo tanto, se hace indispensable que el agua tenga calidad y que sea utilizada racionalmente.
Sin embargo, el hombre ha tomado, desde los tiempos más remotos y debido a su ignorancia, las aguas de nuestro planeta como el lugar natural para arrojar en ellas los desechos inútiles. Hasta fecha muy reciente esto se consideró como un problema sin importancia, si se exceptúan algunas áreas localizadas próximas a grandes puertos o donde se realizan actividades mineras o bien los ríos que pasan cerca de ciudades con población abundante.
En la actualidad, se reconoce universalmente la gravedad de la contaminación de los arroyos, ríos y lagos, e incluso de los mares, que cada día se ven amenazados debido a los grandes centros de población e industrias emplazadas en sus costas y al volumen, cada vez mayor, de transporte marítimo. Además, muchos contaminantes industriales son acarreados a grandes distancias por la atmósfera, lo que hace que las actividades tecnológicas del hombre tengan una repercusión directa en la totalidad de los océanos, pese a que éstos cubren el 70% de la superficie del globo.
Se debe destacar que las aguas naturales presentan un grado de pureza variable, que va desde la claridad de las aguas que se producen con la fundición de la nieve o de los glaciares, hasta las aguas pantanosas cargadas de materia orgánica. Además, se tiene que considerar que el agua químicamente pura no es favorable para el desarrollo de los seres vivos.
Por lo anterior, la noción de contaminación no se refiere a la "pureza" de las aguas, sino a las modificaciones de sus características, tanto por factores naturales como por la influencia del hombre; por ello se dice, de manera general, que contaminación es la adición de algún material o cualquier acción o condición que interfiera, degrade o impida alguna propiedad útil de la atmósfera o del agua, perjudicando a los organismos que las habitan.
El término contaminación, que algunos llaman "polución", ha sido definido de diferentes formas. Por ejemplo, en un seminario de expertos europeos reunidos en Ginebra en el año de 1961, se consideró que "un curso de agua está sometido a una contaminación cuando la composición o el estado de sus aguas están, directa o indirectamente, modificados por la acción del hombre, en tal medida que éstas se prestan menos fácilmente a toda o algunas de las utilizaciones para las que podrían servir en su estado natural".
La Organización de las Naciones Unidas ha dado, para la contaminación marina, la siguiente definición: "es la introducción por el hombre en el medio marino, de sustancias o energías que puedan ocasionar consecuencias nefastas, tales como daño a los recursos biológicos y por consiguiente a la salud humana, trabas a las actividades marítimas, incluyendo la pesca, disminución en la calidad del agua del mar desde el punto de vista de su utilización, y reducción de las posibilidades ofrecidas para el descanso."
Estas definiciones hacen únicamente responsable al hombre y no toman en cuenta la contaminación natural que se puede presentar en el medio oceánico, que indudablemente existe y cuya importancia en algunas ocasiones es mayor; por ejemplo, se estima que la contaminación por hidrocarburos difundidos en forma natural es tres veces mayor que la producida por actividad del hombre.
Por lo anterior, es indispensable que los encargados de prevenir y controlar la contaminación del medio oceánico tomen en cuenta todas las causas: planetarias y cósmicas, animales y vegetales, y humanas.
Sin embargo, en la actualidad la contaminación producida por las actividades humanas está aumentando de manera considerable y este rápido aumento guarda relación con cuatro problemas de alcance mundial que deben ser evaluados, y a su debido tiempo dominados, si se quiere tener éxito en la lucha contra la contaminación. Estos problemas son: el incremento de la población mundial, combinado con su concentración en algunas regiones y con las grandes diferencias de tipo económico que existen entre las distintas clases sociales humanas; la creciente demanda de bienes materiales por parte de la sociedad que está organizada como una "sociedad de consumo"; el carácter limitado de los recursos naturales renovables; y el egoísmo del hombre que, en su carrera de dominio, utiliza los mares para probar armas, principalmente nucleares, y estrategias de guerra.
En los primeros tiempos de la existencia del hombre, el crecimiento demográfico era lento y el plazo de duplicación de la humanidad fue de mil a 5 mil años. Con el descubrimiento y colonización del continente americano por los europeos, y la revolución industrial que se presentó a continuación, la disponibilidad de nuevos espacios para vivir y de nuevos objetos de consumo produjo un crecimiento demográfico explosivo; después del descubrimiento del Nuevo Mundo en el siglo XV la población se duplicó aproximadamente cada 200 años.
Hacia 1930, la población mundial llegó a 1 000 millones de personas, y 30 años después, en 1960, alcanzó 3 000 millones; en 1987 se calculó el número de seres humanos en 5 000 millones y sigue aumentando con rapidez. Se ha estimado que para el año 2 000 la población sea de 6 500 millones de personas aproximadamente.
Entre los factores que han contribuido al crecimiento de la población humana, se encuentra el hecho de que dentro de los últimos 100 años, la medicina ha tenido un proceso que ha permitido ampliar en gran proporción las perspectivas de vida del individuo. 


Figura 19. Problemas ocasionados por la contaminación. 
También se ha controlado la mortalidad por epidemias, que antiguamente diezmaban a las poblaciones. No obstante que muchos seres humanos siguen padeciendo de mal nutrición, las muertes producidas por esta causa han disminuido en los últimos años.
Gracias a los avances tecnológicos que se han incorporado a las comunicaciones y a las medidas de alarma previa, se ha reducido la mortalidad causada por catástrofes naturales como huracanes, ciclones, maremotos y terremotos. Estas medidas deberán ser complementadas con la debida atención al esfuerzo para lograr estabilizar la tasa de nacimiento, con un control adecuado según las características de los diferentes grupos de población.
Cada individuo utiliza un número mayor de bienes materiales, lo que aumenta la producción de desechos y agrava el problema de la contaminación. Se ha calculado que una persona nacida hoy en Estados Unidos, perteneciente a la clase media, utiliza durante su vida un volumen 50 veces mayor de bienes materiales que otra nacida en un país en vías de desarrollo.
La mayoría de estos materiales no se consumen totalmente, sino que sus desechos se vuelven a distribuir en el medio; por ejemplo, el hierro empleado en la fabricación de un automóvil sigue siendo hierro cuando se oxida o cuando es desmantelado, pasando de un recurso natural concentrado en un lugar determinado a ser un material de desecho diseminado por toda la superficie del mundo. En otros casos, los recursos naturales que se usan como bienes de consumo, se convierten en elementos totalmente diferentes. Cuando se quema gas, petróleo o carbón, el material se transforma en energía que se utiliza por poco tiempo, antes de que escape como calor residual el bióxido de carbono y se incorpore al medio.
La existencia limitada de los recursos naturales, tanto los no renovables como los renovables, ha cambiado la idea que se tenía en el siglo XIX de que los recursos del planeta eran inagotables, por lo que se usaban y desechaban con toda tranquilidad.
Ahora se comprende que la Tierra y sus recursos naturales son finitos y no es posible seguir utilizándolos con tanta facilidad; aunque las reservas de esos recursos se midan en decenios, y otras en siglos, se tiene que entender que esos límites de tiempo son insignificantes, si la especie humana quiere seguir sobreviviendo durante milenios.
Pero no sólo este consumo de bienes materiales ha agravado la contaminación, lo peor es que en su carrera por el dominio, el hombre ha iniciado las pruebas de armas nucleares, por lo que la concentración de los materiales radiactivos en la atmósfera y en el océano ha ido en aumento. Cuando la explosión se hace en la atmósfera, estos materiales se introducen en sus niveles más altos y son distribuidos globalmente en un tiempo relativamente breve; las partículas más grandes regresan con rapidez a unos pocos kilómetros de la explosión en forma de "lluvia", pero los materiales más finos pueden ser transportados alrededor de la Tierra y permanecer en el aire durante varios años, detectándose su presencia en todas las aguas continentales y en las superficiales del mar.
En sus estrategias de guerra, las grandes, potencias han dirigido su esfuerzo hacia el diseño de submarinos atómicos, navíos movidos por energía nuclear que se han diseñado con cuidado para evitar la contaminación radiactiva del medio; sin embargo, la operación de un número grande de ellos causará grandes problemas para la vida en el océano.
El hombre produce una gran diversidad de contaminantes que llegan al medio acuático directa o indirectamente; algunos de ellos, como los de origen orgánico, se desintegran debido a procesos biológicos normales, pero otros, como los plaguicidas basados en hidrocarburos clorados, resisten la descomposición y subsisten durante largo tiempo en el ambiente, llegando inevitablemente al océano arrastrados por los ríos.


Figura 20. Diversidad de contaminantes. 
Al encontrarse en los océanos, se acumulan en el agua, en los sedimentos del fondo o en el cuerpo de organismos, ocasionando diferentes efectos sobre los seres acuáticos y la pesca. Los contaminantes pueden estimular el crecimiento de los vegetales, lo que puede ser benéfico si se regula adecuadamente; otros son tóxicos y llegan a destruir a los organismos o los hacen inadecuados para el consumo humano y, por último, existen los que son inocuos y tienen escaso o ningún efecto en el ecosistema acuático.
Efectos de la contaminación sobre los seres acuáticos y la pesca
__________________________________________________________________
EFECTOS NOCIVOS
Efectos biológicos
Cambios en las migraciones. Peces anádromos: salmón, y peces catádromos: anguila.
Cambios en el comportamiento. Reacciones por la alimentación y la reproducción.
Incidencia de enfermedades. Aumento de virus, bacterias, protozoos y otros parásitos.
Cambios en el ciclo vital. Larvas/adultos.
Alteraciones en los procesos fisiológicos. Fotosíntesis, respiración, reproducción, etcétera.
Desequilibrio en las cadenas de alimentación.
Efectos genéticos. Mutaciones: mutagénesis, carcinogénesis.
Cambios en la morfología por concentración de sustancias toxicas.
Efectos ecológicos
Modificación de los ecosistemas: esteros, región intermareal, arrecife, etcétera.
POSIBLES EFECTOS BENÉFICOS
Piscicultura. Aprovechamiento de desechos orgánicos.
Aprovechamiento de efluentes termales.
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Entre los principales contaminantes que pueden derivarse de actividades marinas, de las que se llevan a cabo en tierra y de la relación océano-atmósfera se encuentran: las aguas residuales domésticas y los desechos agrícolas; los detergentes; los plaguicidas, el petróleo y sus derivados; las sustancias químicas; los materiales radiactivos; el calor residual y los desechos sólidos.
Se han propuesto muchas clasificaciones de las sustancias contaminantes, así como sistemas para medir su efecto nocivo. Una de las más aceptadas es la propuesta por el Grupo Unificado de Expertos para los Aspectos Científicos de la Contaminación del Mar(GESAMP), convocado por las Naciones Unidas, en la que utilizan el 0 (cero) cuando no hay datos alarmantes; el 1 (uno) para el peligro determinado; el 2 (dos) para peligro indeterminado; el 3 (tres) para el considerable y el 4 (cuatro) para el grande.

Contaminante
Daño a recursos
vivosdel océano
Peligro para lasalud humana
Alteraciones en lasactividades marinas
Efectos
antiestéticos

Maeriales radioactivos
0
3
0
0
Materiales pesados (mercurio)
4
4
0
0
Sustancias inorgánicas
2-3
0-2
0-3
0-2
Desechos sólidos
2
0
4
4
Pesticidas y herbicidas
3-4
2-4
0
0
Productos Químicos orgánicos
0-4
0-3
0-3
0-4
Aguas de alcantarillado
4
4
2
4
Detergente
1
0
0
2
Desechos de la industria bélica
1
1
0
0
Restos de roca y desechos inertes
3
0
2
3

En los últimos años, la principal preocupación sobre la contaminación ocasionada por las aguas residuales y los desechos agrícolas la constituían los problemas de protección de la salud y de conservación de las características estéticas del medio, pero en la actualidad lo que más preocupa a los técnicos es la llamada "eutroficación de las aguas", que consiste en que cuando llegan los desechos domésticos y agrícolas al medio acuático, son rápidamente desdoblados químicamente por las bacterias, dando origen a sustancias inorgánicas del tipo de las nitrogenadas, a las que llamarnos "nutrientes", que son tomados por las algas y otros vegetales, produciéndose un incremento excesivo de las poblaciones, lo cual ocasiona serios problemas; cuando esto ocurre en extensiones limitadas de agua como lagos, esteros y bahías, donde la circulación del agua es restringida, el daño es mayor al disminuir el oxígeno.
Las especies de algas que más crecen son las "verdeazules", que en su mayor parte no son útiles para la alimentación de los animales y por lo tanto modifican las cadenas de alimentación y el propio ecosistema.
Esta eutroficación constituye ya un problema grave en los países desarrollados y en algunos cuerpos de agua de los que están en vías de desarrollo, y amenaza con extenderse a los estuarios y a la faja costera.
Las aguas residuales de las poblaciones costeras llevan gran cantidad de bacterias, algunas de ellas patógenas para el hombre, como las bacterias coliformes que producen enfermedades intestinales cuando se ingieren los productos acuáticos. Este tipo de contaminación es común en los moluscos, como el ostión y la almeja, que viven en los estuarios.
En los últimos decenios se han puesto en operación diversos procesos para el tratamiento de las aguas residuales, suprimiendo el contenido bacterial y los nutrientes nitrogenados para preservar la salud, mantener la belleza de estas áreas acuáticas y evitar la eutroficación.


Figura 21. Normas de calidad del agua. 
Los "detergentes" comerciales de uso industrial o doméstico, que actualmente se utilizan, son ricos en fósforo y algunos de ellos llevan enzimas para lograr la mejor limpieza de los objetos tratados. La composición de los detergentes comerciales está formada por un "producto base" o principio activo que llega a formar el 30% del producto y el resto lo constituyen sales alcalinas, reforzadores para aumentar la espuma, aditivo para el blanqueado, antisépticos, colorantes y perfumes para darles mejor presentación.
La contaminación que los detergentes producen, se debe a que el fósforo hace que disminuya el nitrógeno en el medio y como los vegetales acuáticos necesitan nitrógeno, también desciende la cantidad de estas plantas y, por lo tanto, de los animales. El fósforo en cantidades excesivas produce un crecimiento inconveniente de algas azules y bacterias, eutroficando el agua, lo que trae como consecuencia su decoloración, un mal olor característico y la disminución de la producción primaria.
El problema de contaminación por detergentes se presenta fundamentalmente en ríos y lagos, y resulta mínima en el mar, ya que es excepcional que éstos sean deliberadamente vertidos en él. Sólo se observa con cierta preocupación que se ha incrementado este tipo de contaminación en la desembocadura de algunos ríos y en los desechos que llegan al mar a través del sistema de alcantarillados de grandes ciudades litorales.
También se han depositado detergentes en los océanos, con la finalidad de combatir el petróleo y sus derivados, que por algún motivo se han derramado en un área determinada; tal fue el caso del naufragio del buque petrolero Torrey-Canyon en las costas inglesas.
En la actualidad se ha logrado la incorporación de detergentes "biodegradables", es decir, aquellos que, gracias a la acción de bacterias y de las enzimas producidas por estos organismos, se degradan hasta perder su toxicidad. Aún no se ha evaluado en forma adecuada la reciente introducción de enzimas activas en los productos para lavar, su excesiva concentración en las aguas residuales podría dificultar los procesos biológicos. Se pretende que estas enzimas se deterioren rápidamente en el agua antes de que lleguen a producir más daño, pero son necesarias nuevas investigaciones para conocer su acción.
Entre los plaguicidas, el DDT y otros a base de hidrocarburos clorados como el Dieldrin, se han venido utilizando en gran escala desde mediados del decenio en 1940, aumentando en un 8% al año; en 1980 se produjeron millón y medio de toneladas de plaguicidas sintéticos. El DDT y sus subproductos se han distribuido por todo el mundo y han ejercido efectos biológicos profundos ya que no, se conocen bacterias u otros organismos que los descompongan rápidamente, por lo que persisten en el medio durante largos periodos, causando diferentes tipos de daño.
Los beneficios a corto plazo del uso del DDT son indiscutibles; se ha eliminado prácticamente el paludismo de algunas regiones del planeta, al matar a los mosquitos anofeles que transmiten la enfermedad. También han sido espectaculares los resultados de la lucha contra las plagas de insectos en los cultivos comerciales, permitiendo que la agricultura se incremente. Sin embargo, como el DDT no se degrada sino que, por el contrario, se acumula en el ambiente y en los organismos, los daños que causa cada día provocan una mayor preocupación, sobre todo en el medio marino, que es el desagüe final de este plaguicida, que es transportado hacia él por los vientos o por los ríos.
Al llegar a los océanos, su primera acción negativa es la destrucción del fitoplancton, lo que ocasiona que baje la productividad de la materia orgánica que alimenta a los organismos marinos; posteriormente, se acumula en los tejidos con grasa de los carnívoros de más alto nivel, peces y aves, produciendo alteraciones en funciones tales como su reproducción y de ahí puede llegar al hombre.
Ya se conocen áreas del océano en que la contaminación por estos plaguicidas es alarmante; por ejemplo el Mar del Norte, en donde se encuentra la industria que produce el Dieldrin, y la costa de California meridional con el DDT: en esta última se han encontrado colonias de pelícanos, sobre todo los que viven en las islas Anacapa, cuyos huevos contenían 2 500 ppm de DDT, por lo que estaban totalmente descalcificados, esto causó un dramático aumento en la mortalidad. En 1969, de 1 200 tentativas de nidificaciones, solamente nacieron 5 pelícanos.
También están altamente contaminados por plaguicidas el Mar Báltico, mar interior europeo, que mide 386 mil kilómetros cuadrados y tiene un promedio de profundidad de 71 metros; está rodeado por siete países desarrollados: República Democrática de Alemania, Dinamarca; Polonia, Unión Soviética, Finlandia, Suecia y la República Federal de Alemania; en sus litorales habitan aproximadamente 20 millones de personas. Su contaminación ha ocasionado que la rarísima "águila de mar" o "pigargo" se encuentre en vías de extinción.
Los hidrocarburos como el petróleo se han convertido rápidamente en uno de los contaminantes más extendidos en el océano; se calcula que cada año entran en este último, procedentes de diversas fuentes, de una a 10 millones de toneladas de esas sustancias. La mayor parte de dichos hidrocarburos se localiza en las regiones costeras, pero también se han observado manchas en pleno Atlántico, en el centro del Mediterráneo y en otras regiones de alta mar. Así, resulta evidente que la contaminación petrolífera de los océanos ha llegado a ser un problema de gran importancia para las pesquerías del mundo entero.
El petróleo crudo contiene elementos que son tóxicos para los organismos marinos; algunos de ellos son solubles en el agua, otros se evaporan en la superficie, otros más forman manchas extensas y desparramadas y algunos caen al fondo atravesando grandes cantidades de arena y formando glóbulos.
Cuando el petróleo se derrama cerca de la costa o una mancha petrolífera deriva a la zona intermedia de las mareas y a las playas, se produce una mortalidad en gran escala de organismos marinos, algunos de ellos de valor comercial. La muerte de grandes cantidades de aves marinas constituye uno de los efectos primarios y más aparentes de los derrames de petróleo, como el ocurrido en marzo de 1989, al encallar el buque cisterna Exxon Valdez en el arrecife de Bligh en Alaska, que derramó 40 millones de litros de crudo, amenazando a la fauna existente en esa área, sobre todo a 10 millones de aves que habitan allí.
Aunque los derrames accidentales de petróleo son sucesos espectaculares que atraen una gran atención del público, como el del Ixtoc en el Golfo de México, que derramó 535 000 toneladas de petróleo en el océano, o el del superpetrolero griego World Prodigy, de 170 metros de eslora, que chocó contra una roca en junio de 1989, al sur de Newport, Estados Unidos, en el arrecife de Brenton, provocando una gran mancha de aceite de 8 kilómetros de diámetro en el Océano Atlántico, sólo son responsables de un 10% del volumen total de petróleo que se encuentra en el medio marino; el 90% restante de la contaminación petrolífera se origina en las operaciones normales de los buques cisterna, los barcos mercantes y de guerra, la producción petrolera emplazada en las costas, las operaciones de las refinerías y la eliminación de los materiales petrolíferos de desechos.
Según el investigador J.C. Mourlon, si en un año los derrames de petróleo alcanzaran de 2 a 3 millones de toneladas, éstas procederían como sigue:
Accidentes en el mar
200 000
tons.
Vertidas de las bodegas de los buques
50 000
"
Limpieza de cisternas de los petroleros
700000
"
Vertidos de terminales petrolíferas
100000
"
Vertidos por la explotación en el mar
150 000
"
Vertidos por la explotación en tierra
900 000
"
Aportes atmosféricos
300 000
"
Total
2 400 000
"

Figura 22. Ixtoc, Golfo de México. 
El hecho de que las aguas costeras no estén desprovistas de vida marina, aun después de decenios de contaminación petrolífera, indica que el mar es capaz de recuperarse. Sin embargo, no se sabe qué volumen de petróleo podría aceptar el océano sin dejar de recuperarse de sus efectos, por lo que el hombre está obligado a tomar todas las precauciones para evitar que el daño sea cada vez mayor, sobre todo en la explotación de los mantos costeros.
Existen varios millones de sustancias químicas, orgánicas e inorgánicas, creadas por la industria o elaboradas como subproductos de procesos industriales, que llegan diariamente al medio acuático, como es el caso de los metales pesados, los ácidos y el cloro, que estropean el sabor de los organismos o bien son carcinogénicos y pueden acumularse en los productos acuáticos y llegar así al hombre.
Las sustancias de desecho de las fábricas de papel o de fertilizantes se eliminan depositándolas en los ríos, y son transportadas de allí hasta el medio marino, ocasionando una gran cantidad de problemas, como el que el agua de los sistemas municipales deje de ser potable, que los peces y otras formas de vida acuática mueran y que las aguas de los ríos o las que rodean a las playas queden contaminadas de materiales aceitosos, viscosos, coloreados y malolientes, haciéndolas impropias para las actividades recreativas.
La contaminación del medio acuático por materiales radiactivos plantea serios problemas, ya que estas sustancias no sólo pueden producir efectos inmediatos en los organismos vivientes, sino que producen mutaciones del material genético con graves consecuencias para generaciones posteriores. La radiactividad puede llegar al medio por dos fuentes principales: la de origen natural, debido a los rayos cósmicos, y la de origen artificial que está ligada con el uso de la energía atómica, a través de las pruebas de armas atómicas, las centrales de energía nuclear, y el uso de radioisótopos en experimentos de laboratorio y en medicina.
El calor residual es un subproducto de muchos procesos industriales, especialmente de la producción de energía eléctrica y del uso de combustibles fósiles como el carbón. Este calor pasa a la atmósfera y llega al medio acuático en donde altera las variaciones estacionales de la temperatura del agua, lo que hasta ahora no ha representado un problema grave, excepto en zonas muy localizadas, en donde cambia el ciclo reproductivo de los organismos, haciendo que se produzca una cantidad mayor de individuos que de alimento, lo que ocasiona su muerte. También puede aumentar la temperatura hasta llegar a los límites vitales. Como cada vez es mayor la necesidad de energía, la eliminación de calor va en aumento, y será necesario aplicar medidas pertinentes para evitar que se convierta en un problema grave.


Figura 23. Ecopemex. 
La eliminación en el mar de los desechos sólidos, que son desperdicios comerciales y domésticos tales como papel, botellas y latas, se ha convertido en uno de los problemas más urgentes y difíciles de los centros urbanos congestionados. Los automóviles constituyen una de las fuentes de desechos sólidos más considerables: sus neumáticos y partes se desechan varias veces y, en un momento dado, también el vehículo es desechado. Se ha visto que estos desechos causan destrucción en los ecosistemas, por lo que se hace indispensable investigar cómo eliminarlos, antes de emprender el depósito, a gran escala, de los mismos en el medio oceánico.
Todos estos contaminantes afectan la dinámica del océano y sus recursos y, en especial, producen cambios en la pesca, la cual puede disminuir tanto en las aguas continentales como en las marinas, lo que hace que las posibilidades de conseguir alimento, que cada día se necesita más, disminuyan.
El volumen y la calidad de las capturas y los desembarques de organismos acuáticos de valor comercial, incluidos los vegetales, pueden estar afectados directa o indirectamente por la contaminación. Sus efectos en este ámbito pueden ser: la reducción de las existencias con una mortalidad en masa espectacular, el declive o cambios en las características ambientales, la aparición de un mayor número de enfermedades tanto en los organismos acuáticos como en el hombre, y la adquisición de cierto grado de toxicidad de los productos acuáticos.
En los últimos años el hombre ha encontrado la posibilidad de sustituir algunos bienes de consumo para evitar despilfarro de recursos y contaminación del medio; por ejemplo, se ha logrado el empleo de "energía solar" para uso industrial y no sólo en el ciclo biológico.
La potencia atómica puede, en último término, proporcionar una fuente de energía prácticamente ilimitada, pero ello creará nuevos problemas de contaminación de alcance probablemente mayor que los actuales, que aún no podemos resolver.

Figura 24. Contaminación / Pesca. 
Los productos plásticos y otros materiales artificiales pueden remplazar a algunos materiales de consumo, pero también su producción crea nuevos problemas de contaminación, sobre todo si se imponen los criterios puramente comerciales. Los químicos y los industriales del campo de los plásticos están empezando a tener en cuenta las consideraciones ecológicas y hay que esperar que se mantenga esta tendencia.
Es indispensable que la comunidad mundial evalúe el problema en su conjunto, pensando no sólo en el momento actual, sino en las generaciones futuras, con el objetivo de que el desarrollo y el progreso sean armónicos y se utilicen, de manera racional, los "recursos y su ambiente". Cabe esperar que con un esfuerzo adecuado de las poblaciones y de los gobiernos del mundo, se tomen las medidas adecuadas para evitar el mal uso del océano.

X. LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL PARA EL USO DEL OCEÁNO
EL USO del océano se inició con el aprovechamiento particular que cada país hacía de sus recursos, pero conforme se fueron ampliando las posibilidades, las naciones empezaron a utilizar, de manera cooperativa, algunos de los recursos, sobre todo los vivos que por sus migraciones han sido considerados como propiedad común.
La necesidad de conocer estos recursos que se desplazan por diferentes regiones del océano, hizo que la investigación científica sobre el mar, que en un principio tuvo una base nacional, en los últimos años desarrollara una serie de programas de carácter internacional. Para lograr el progreso en el conocimiento del océano de manera más efectiva, se ha observado que es mejor realizar la investigación con programas basados en la cooperación internacional, ya que los recursos y los medios con los que cuenta un solo país, aun uno de los poderosos, son menores que aquellos con los que se cuenta cuando varios países colaboran para realizar la investigación, misma que avanzará más rápidamente que cuando una sola nación la lleva a cabo.
La colaboración internacional en la investigación oceanográfica en amplia escala no es nueva: lleva más de 87 años, ya que desde 1902 un grupo de notables expertos europeos en ciencias marinas, bajo el patrocinio del rey de Suecia, fundó el Consejo Internacional para la Exploración de los Mares, con el fin de proveer la información esencial para el uso racional de los mares y sus recursos; o sea, aprovechar los recursos marinos que mayor beneficio presenten sin perjuicio del futuro.
El trabajo del Consejo Internacional en todos estos años ha corroborado ampliamente la visión de aquellos primeros científicos marinos y hoy no sería fácil mejorar los objetivos que ellos se fijaron.
Además de sus actividades para coordinar los programas de las naciones, este consejo ha patrocinado a lo largo de los años gran cantidad de proyectos combinados o específicos, entre los que se encuentran los famosos estudios internacionales de hidrografía y del plancton entre 1904 y 1919; las contribuciones del Año Geofísico Internacional en 1957; y los tres estudios sucesivos del Consejo sobre el "frente oceánico" del Atlántico nordeste de 1960, con la operación conjunta de nueve buques de cinco países.
Otras de las actividades importantes del Consejo comprenden los censos de las existencias de peces en distintas áreas de la región del nordeste del Atlántico, así como los pronósticos de los resultados de los distintos programas de reglamentación de las pesquerías.
El ejemplo del Consejo Internacional fue seguido por otros países y así se establecieron nuevos organismos regionales que tienen como objetivo el reglamentar las capturas, como es el caso de la Comisión para las Pesquerías del Pacífico Norte, que tomó a su cargo uno de los estudios biológicos internacionales más completo, que abarca la pesca experimental y la búsqueda, en gran escala, de las principales poblaciones del salmón del Pacífico, junto con los estudios de las condiciones ambientales, según las cuales las diversas existencias de estos organismos viajan y se abren paso hacia sus ríos de origen.
Otro caso es el de la Comisión Internacional para Pesquerías del Atlántico Norte, que emprendió varios censos sobre las existencias de peces regionales y el mayor estudio sobre el ambiente oceánico, que se extendió desde Terranova hasta Groenlandia e Islandia con buques de siete países.
El Consejo para la Exploración del Mar siguió trabajando y, en 1911, celebró una convención para la conservación y protección de los "lobos marinos finos" y "nutrias marinas" en las aguas de la zona norte del Océano Pacífico, debido a que las poblaciones de estos recursos eran explotadas sin ningún control.
Los objetivos de esta reunión se ampliaron, por lo que se planteó la necesidad de enfocar el problema de la sobrexplotación de recursos de una manera, global y la de llegar a un acuerdo lo más amplio posible que, resolviendo la gran diversidad de problemas biológicos, económicos y políticos que se presentan en las diferentes regiones pesqueras, llegara a resoluciones que permitieran el manejo adecuado de las pesquerías y la conservación de los recursos.
Como resultado, se instituyó la Sociedad o "Liga" de las Naciones que, entre otros acuerdos, estableció una convención multilateral entre Gran Bretaña, Estados Unidos, Unión Soviética y Japón para conservar los "lobos marinos finos". Según esta convención, Unión Soviética y Estados Unidos son los administradores del recurso y funcionan como agentes de las partes firmantes. Los lobos marinos finos no pueden cazarse en alta mar, por resultar su captura ineficiente, y sólo se les atrapa en las islas donde se reproducen, por lo que si no se regula el esfuerzo de captura la población puede ser perjudicada de manera irreversible.
El procedimiento que se estableció para proteger este recurso consiste en que Estados Unidos y Unión Soviética intervengan en la captura hasta lograr el "máximo rendimiento sostenible" de las poblaciones de lobos finos en sus respectivas islas, entonces las utilidades se dividen con las otras naciones signatarias del convenio, a las cuales se les paga, en cierto sentido, por ceder sus derechos de cazar lobos marinos en aguas internacionales. Este sistema ofrece la ventaja económica de producir rendimiento permisible al costo más bajo posible, y además impide una competencia que causaría un despilfarro inútil. Sin embargo, esta clase de arreglo es único y no existe ningún otro tratado sobre pesca que otorgue derechos absolutos de explotación a una sola entidad.
La mayoría de los tratados que se establecieron en esta época fueron para regular las pesquerías y muy pocos para el conocimiento del medio marino. Aunque en los convenios pesqueros se realizaron estudios e investigaciones científicas, su principal objetivo estaba relacionado con la conservación de las especies o con los derechos de pesca.
Otro tipo de tratados se derivó cuando los Estados empezaron a reclamar diversos derechos sobre sus aguas costeras y sobre la posición del llamado "mar territorial", para que una extensión del continente hacia el mar se convirtiera en un derecho formal, y sobre ella se mantuviera la soberanía del Estado.
Cuando las dimensiones que debería tener este mar territorial se estudiaron en una conferencia convocada por la Liga de las Naciones, en 1930, se llegó a la conclusión de que la mayoría de los países eran partidarios de las tres millas a partir de las líneas de costa, lo que fue acordado en principio y que, posteriormente, ha cambiado al criterio de las 12 millas, que actualmente se acepta. 


Figura 25. Organizaciones internacionales de pesca. 
ÁREAS DELIMITADAS: 1) CARPAS (Comisión Asesora Regional de Pesca Para el Atlántico Sudoccidental). 2) CPACO (Comité de Pesca para el Atlántico Centro-Oriental). 3) CPCA(Comité de Pesca Continental para África). 4) CAEPC (Comisión Asesora Europea sólo de Pesca Continental). 5) CGPM (Consejo General de Pesca del Mediterráneo). 6) CPOI(Comisión de Pesca para el Océano Índico). 7) CIPP (Consejo del Indo-Pacífico para Pesquerías.). 8) WECAF (Comisión de Pesca para el Atlántico Centro-Occidental).
ORGANIZACIONES INDEPENDIENTES: 9) IBSFC (Comisión Internacional de Pesquerías del Mar Atlántico). 10) CIPAN (Comisión Internacional de Pesquerías del Atlántico del Noroeste). 11) CIPASO (Comisión Internacional de Pesquerías del Atlántico Sudoriental). 12) CIPNP (Comisión Internacional de Pesca del Norte del Pacífico). 13) JKFC (Comisión Conjunta Nipocoreana de Pesquerías). 14) JSFC (Comisión Niposoviética de Pesquerías del Pacífico Noroeste). 15) MCMBSF (Comisión Mixta para las Pesquerías del Mar Negro). 16)CPANE (Comisión de Pesca de Noroeste del Atlántico). 17) PCSP (Comisión Permanente de la Conferencia sobre la Explotación y Conservación de las Riquezas Marítimas del Sur del Pacífico).
ÁREAS NO DELIMITADAS: 18) BSSSC (Comité Coordinador del Salmón del Mar Báltico). 19) CIAT (Comisión Interamericana del Atún Tropical). 20) CICAA (Comisión Internacional para la Conservación del Atún del Atlántico). 21) IPHC (Comisión Internacional de Pesquerías del Hipogloso del Pacífico). 22) IPSFC (Comisión Internacional de Pesquerías del Salmón del Pacífico). 23) CBI (Comisión Ballenera Internacional). 24) NPFPPS(Comisión sobre las Focas de Peletería del Pacífico Septentrional). 25) SCNEA (Comisión sobre las Focas del Atlántico Nororiental). 26) SCSK (Comisión sobre Mariscos para Saguerrak-Kattegat).
FUENTE: FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.)
El año de 1945 marca un momento trascendental en la historia de la cooperación internacional para el uso del océano, al fundarse la Organización de las Naciones Unidas(ONU), formada por la "Asamblea General, la cual está integrada por todos los países participantes; el Consejo de Seguridad; la Corte Internacional de Justicia; el Consejo Económico, y Social, y los Organismos Especializados.
Entre estos organismos especializados se encuentran algunos directamente relacionados con el uso del océano y sus recursos, como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO; la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO; la Organización Mundial de la Salud, OMS; la Organización Meteorológica Mundial, OMM, y la Organización Consultiva Marítima Intergubernamental, OCMI.
La FAO es uno de los organismos especializados autónomos de las: Naciones Unidas, que a través de su Departamento de Pesca, se ocupa, en mayor proporción, de establecer la cooperación internacional para el conocimiento y uso de los recursos oceánicos.
Esta organización se constituyó de manera definitiva en octubre de 1945, en Quebec, Canadá, y desde 1951 tiene su sede en Roma, Italia; está formada por 144 Estados miembros; tiene como objetivos elevar los niveles de nutrición y de vida de los pueblos, mejorar la producción y la distribución de todos los alimentos y mejorar la condición de las poblaciones rurales, contribuyendo así a una economía mundial en expansión y liberando a la humanidad de la amenaza del hambre; las publicaciones que produce sobre estos temas son fundamentales para establecer los programas de desarrollo de los diferentes países.
Aunque el Departamento de Pesca de la FAO cuenta con un grupo de investigadores de alto nivel en los diferentes campos de la pesca, el cual es permanente, su labor principal no es realizar investigaciones ya que tiene la pesada tarea de ayudar a los países en desarrollo a obtener el alimento que necesitan con suma urgencia, de las proteínas de pescado de buena calidad, aprovechando de manera racional los recursos del mar.
Las actividades de estos investigadores en pesquerías de la FAO consisten en: concentrar la información científica y técnica de las distintas organizaciones de investigación nacionales e internacionales; participar, a veces, en sus trabajos y brindar asesoría donde es posible, con la aplicación de sus conocimientos del mar y sus recursos. De este modo, las instituciones de investigación de países desarrollados pueden, a través de la FAO,ayudar a otras naciones en vías de desarrollo, obteniendo ganancias al aprovechar actividades de alcance mundial, como elaboración de estadísticas, bibliografías, simposios sobre problemas básicos del mar, etcétera, que realiza la FAO.
Una de las actividades que más interesa a este organismo es reunir todos los datos y la información concernientes a las aguas y a sus habitantes, para lograr el máximo conocimiento y utilización de los recursos, hasta llegar a convenir acuerdos válidos en el plano internacional, si se desea explotar las existencias de organismos marinos con la máxima eficiencia. Un ejemplo de esto se puede observar en los resultados publicados en cinco volúmenes, de la Conferencia Científica Mundial de la FAO sobre Biología y Cultivo de Camarones y Gambas celebrada en México en junio de 1967.
Por la naturaleza de los problemas marítimos, la colaboración científica a través de las fronteras nacionales ha sido más común en la oceanografía física y en la oceanografía química que en cualquier otro campo de la investigación de las ciencias del mar.
Sin embargo, existen varios grupos de científicos internacionales en otros campos dentro del Consejo Internacional de Asociaciones Científicas, especialmente interesados en el campo de las ciencias marinas, como son: la Asociación Internacional para las Ciencias Físicas del Océano, la Asociación Internacional para la Oceanografía Biológica y la Comisión de Geología Marina. El principal apoyo de cada uno de estos grupos proviene de las distintas academias científicas nacionales, así como de las universidades.
De la colaboración dedicada a los aspectos marinos del Año Geofísico Internacional, surgió el Comité Científico para la Investigación del Océano, SCOR, principal organismo de enlace y de cooperación entre los oceanógrafos de todos los países. Su logro mayor ha sido la iniciación de la Expedición Internacional del Océano Índico, en la cual colaboraron expertos de 23 países, utilizando 21 barcos exploradores pertenecientes a 13 naciones.
La Comisión Oceanográfica Intergubernamental, IOC, es un organismo que la UNESCOfundó en 1961 y que actualmente cuenta con 80 Estados miembros, estando su presidencia a cargo de un distinguido investigador mexicano, el doctor Agustín Ayala-Castañares. Su principal función es promover y coordinar el estudio de la oceanografía en todo el mundo.
La comisión ha iniciado su tarea hace relativamente poco tiempo, pero ya ha organizado y coordinado varias investigaciones internacionales, entre las que destacan las Investigaciones Cooperativas Internacionales del Atlántico Tropical, que estudiaron la oceanografía biológica y física de las aguas ecuatoriales; el estudio cooperativo de la Región del Kuroshivo en el Pacífico; y en 1968 se iniciaron las Investigaciones Cooperativas del Mar Caribe y Regiones Adyacentes, en las que participaron 18 países con interés en el área, realizando trabajos de oceanografía física, química, geológica y biológica y sobre pesquerías, correspondiendo a Holanda la coordinación general, y a México la de pesquerías.
La Comisión Oceanográfica Intergubernamental tiene otras funciones de coordinación que comprenden el intercambio de datos oceanográficos y de información, y la promoción de asistencia en el campo de la investigación. En su tarea, la comisión ha recibido asesoramiento del SCOR, abarcando así la totalidad de la oceanografía académica y también de otro grupo de científicos que constituyen la Comisión Asesora para la Investigación de Recursos Marítimos, ACMRR, de la FAO, para los aspectos de la oceanografía aplicada a las pesquerías. Es digno de destacar que tanto el SCOR como la ACMRR están compuestos por investigadores designados por su capacidad personal y que en esta última comisión, México ha tenido dos investigadores nacionales dentro de los 14 que la integran.
En 1966, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución para exhortar a la FAO, a la UNESCO y a la Organización Meteorológica Mundial a coordinar todos sus esfuerzos en realizar actividades mundiales relativas a ciencias y tecnologías del mar. Desde entonces se ha elaborado una serie de programas coordinados, y uno de ellos es la organización de la Década Internacional de la Expedición Oceánica, propuesta como un programa ampliado de las Naciones Unidas.
Actualmente existen más de treinta organismos regionales en funciones, relacionados con el océano; algunos están interesados tanto en la oceanografía como en la investigación para las pesquerías; otros sólo en la regulación de las pesquerías, y muy pocos en los recursos minerales del mar. Cabe preguntar si se necesitan todavía más organizaciones o éstas son suficientes; sin embargo, en el actual conocimiento de los océanos y sus recursos existen grandes brechas y algunas superposiciones, por esto se debe revisar si la organización actual es la adecuada o no para las necesidades mundiales.
Antes de 1945, las zonas pesqueras constituían el más importante de los recursos marinos que se tomaban en cuenta en los casos relacionados con el derecho internacional del mar, o en los tratados internacionales para el conocimiento de los océanos. Era raro que se mencionaran los derechos de explotación de los minerales que hay en los mismos, probablemente porque su utilización era menos frecuente. El primer convenio internacional sobre minerales fue el Tratado Anglo-Venezolano en 1942, por el cual los dos países convinieron en establecer una línea que separa sus depósitos submarinos de petróleo en el Golfo de Paria.
En los últimos años, la Organización de las Naciones Unidas ha realizado esfuerzos para establecer un consorcio mundial con el objeto de restringir la extracción de la riqueza mineral existente bajo el lecho de los mares profundos, y espera tener resultados en un futuro próximo.
Uno de los problemas que más preocupan en la cooperación internacional para el uso del océano, es la complejidad que las investigaciones presentan, haciéndolas caras y largas, en contra de los rápidos programas de eficiencia con que han evolucionado las pesquerías y los pasos acelerados de la tecnología para el aprovechamiento de los recursos minerales del mar. Los gobiernos deben estar conscientes de la importancia de estas investigaciones y proporcionar los fondos adecuados para ellas y asegurar que sus científicos y técnicos estén presentes y activos en todos los programas de investigación cooperativa; y además, de que estos programas tengan objetivos claros para conseguir que los beneficios que el océano ofrece sean para toda la humanidad y no para unos cuantos.
XI. EL OCEANO Y EL FUTURO DE LA HUMANIDAD
El hombre deberá entender que el océano es sumamente importante para el futuro de la humanidad.
HACE diez años, los científicos no soñaban que las ciencias del mar pudieran alcanzar, en un pe-riodo tan corto, el desarrollo que han logrado hasta el momento actual. Cuando se considera el futuro del estudio de los océanos, se debe pensar en la ciencia y la tecnología en conjunto, ya que la primera ha alcanzado logros que el hombre no imaginaba, como el haber descendido a las partes más profundas del océano, atravesar el Océano Ártico por debajo y a través del hielo polar, y vivir durante semanas bajo el mar, intentando extraer minerales del lecho oceánico. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer, sobre todo en el campo de la tecnología, cuyo estudio casi queda todo para el futuro.
Para las ciencias del mar, la década de los sesenta representó la transición entre el sistema de observación y descripción del "explorador", o del "naturalista", al del ámbito más preciso del "investigador científico", ya fuera geólogo, físico, químico o biólogo. En épocas pasadas cada expedición tenía como objetivo principal el presentar como resultado el descubrimiento de una nueva montaña submarina, la identificación de una nueva especie de organismo marino o el rastreo de otra corriente oceánica.
Actualmente, en la investigación de las ciencias del mar se presentan teorías, se establecen preguntas fundamentales sobre la dinámica de los océanos y se buscan las respuestas mensurables que establezcan nuevos conocimientos básicos de estas ciencias.
Los científicos cada día dedican más energía e ingenio para lograr que los océanos se utilicen en la forma más sabia posible, administrando adecuadamente sus recursos. En los últimos años, los estudiosos de los océanos han logrado avances significativos en la oceanografía geológica, física, química y biológica, presentando sus resultados a la comunidad mundial con el fin de discutirlos y así poderlos aprovechar en beneficio de la especie humana.
En el campo de la geología y de la geofísica marina se han presentado teorías que forman apasionantes ideas nuevas capaces de estimular el desarrollo de una rama de la ciencia, como por ejemplo, la de la expansión del fondo del mar, que señala que ésta llega a ser hasta de 10 o 12 centímetros por año en el dorsal Atlántico. Durante siglos, el hombre había supuesto que la masa de la Tierra que está en los fondos oceánicos le era inaccesible para siempre. La tecnología moderna ha cambiado toda esta interpretación, y hoy los geólogos marinos están desarrollando nuevos temas de investigación en este campo con velocidad espectacular. El programa de sondeo en aguas profundas del barco oceanográfico Glomar Challenger, es precursor de la exploración del océano profundo.
En el campo de la oceanografía física, la propiedad natural del agua de transmitir velozmente el sonido, hace de ella el mejor medio para las comunicaciones subacuáticas de largo alcance. El conocimiento cada vez más profundo de esta propiedad, la ha transformado en una importante herramienta para estudiar varios de los fenómenos que se presentan en el océano, como las características topográficas del fondo, la distribución de los organismos en el mar, la localización de zonas minerales, entre otras acciones; a toda esta actividad estará colaborando en un futuro no muy lejano, la aplicación de los rayos láser.
En la oceanografía química, la conquista que se puede considerar más importante es el desarrollo de técnicas analíticas de gran precisión para obtener el análisis tanto cualitativo como cuantitativo del agua de mar, habiéndose demostrado que ciertos productos químicos en soluciones tan diluidas como por un billón y aun menos, son significativas en el ciclo de la vida marina.
Muchas de las nociones químicas del pasado están siendo corregidas a fondo, lo cual hace posible comprender y pronosticar mejor la distribución de la materia orgánica en los océanos. En este momento, se necesita con toda urgencia entender detalladamente lo que sucede en el mar cuando se arrojan en él desechos de todas clases. En el futuro se dependerá fundamentalmente de los químicos para que expliquen cómo evitar el envenenamiento del mar por los productos de desecho de las ciudades que tan rápidamente crecen y, sobre todo, de sus industrias.
En la oceanografía biológica es importante continuar con los estudios actuales de ecología marina, pero en el futuro, éstos se encontrarán integrados dentro de una investigación general del ciclo de la materia orgánica en el mar. El objetivo práctico final de estos estudios es la comprensión total de la producción, la distribución y la utilización de los alimentos que se obtienen de los océanos del mundo.
En la biología marina se desarrollan cada vez más los estudios sobre el cultivo de organismos oceánicos, especialmente los de las regiones litorales. Este nuevo interés en la acuicultura marina dará un impulso notable a muchas investigaciones biológicas básicas. A medida que los biólogos estudian el problema de cultivar, producir y cosechar los productos del mar, se ligan cada vez más a los aspectos fundamentales de la genética, la patología, la nutrición y el comportamiento de los organismos marinos. También avanza de manera paralela la investigación en los diseños y procedimientos tecnológicos para la actividad de las instalaciones de acuicultura.
Los adelantos que han propiciado los descubrimientos científicos recientes, permiten interrelacionar a las ciencias del mar, como sucede en los estudios sobre el comportamiento de los animales marinos, en los que es indispensable aplicar conocimientos de la química de los mares para saber la importancia de sustancias químicas en soluciones muy diluidas que atraen o alejan a los organismos. La investigación en este nuevo campo de la "quimiotaxia" está permitiendo entender los principios aplicados por el salmón, por un tipo de arenque, y por otros peces para volver a sus arroyos natales.
Ya está demostrado que ciertas sustancias químicas encontradas en las ostras, aun en disoluciones inferiores a uno por mil millones, atraen a la depredadora estrella de mar y que las cadenas de los hidrocarburos del keroseno lo hacen con las langostas, por lo que a veces los pescadores de langostas utilizan como carnada ladrillos empapados de keroseno. En el cultivo de ostión, las tejas para colectar sus larvas se preparan bañándolas en una solución de calcio que estimula una mayor fijación de ellos, obteniendo mejores resultados.
Durante siglos, el uso del mar por parte del hombre estuvo limitado a su superficie o a la parte más próxima de ella; hasta los oceanógrafos que han manifestado un interés constante en las zonas profundas del océano y que siempre desearon contar con una mayor capacidad para estudiarlas, tuvieron que contentarse con manejar sus instrumentos y sus extractores de muestras con largos cables desde la superficie, lo que limitó el pensamiento de los investigadores. Siempre se ha pensado en los océanos de la misma forma: desde la superficie hasta abajo, y no desde el fondo hacia arriba. Pero en la actualidad algunos sumergibles de investigación, como el Alvin, permiten descender en los mares, fotografiar el fondo, recoger muestras con su brazo mecánico y hasta barrenar el fondo, y se ha comenzado a pensar en los océanos desde abajo, con lo que se está descubriendo un mundo nuevo.
Esta concepción del estudio del océano partiendo del fondo para llegar a su superficie, está llevando a los técnicos a imaginar fácilmente estaciones de trabajo para hombres rana sobre las plataformas continentales a profundidades de más de 300 metros.
Ha sido posible establecer alojamientos y laboratorios para largos estadios a una presión ambiental de 30 atmósferas. Un ascensor con mecanismos compensadores de presión lleva al personal rápidamente, sin el peligro de la descompensación, hasta la superficie donde una plataforma estable, que consiste en un gran cilindro vertical, podrá tener las cámaras y todo el otro equipamiento vital necesario. Los investigadores pueden contar con sumergibles perfeccionados, que extenderán su alcance más allá de los límites de natación.
Algunos investigadores han pensado en el buceo totalmente autónomo, tal vez con los pulmones llenos de agua y provisión endovenosa de oxígeno, pero éstas no parecen soluciones probables en un futuro previsible: si se desea bajar al océano profundo es necesario proteger al investigador contra las grandes presiones de las profundidades.
También se puede imaginar un laboratorio con espacios habitables a una profundidad de 6 kilómetros, con sistemas de comunicación capaces de resistir grandes presiones para conectar al laboratorio del fondo con el buque de apoyo en la superficie. Además los investigadores necesitarán embarcaciones de trabajo que puedan explorar y funcionar a cualquier profundidad y entrar al laboratorio a través de un sistema de compuertas.
Así, para la investigación de los grandes fondos será necesario desarrollar tecnologías enfocadas a la extracción de los recursos minerales oceánicos. Actualmente la explotación de los recursos minerales marinos se limita a la plataforma continental, de donde se extraen, como los productos más valiosos, el petróleo y el gas. Sin embargo, queda una gran parte de la plataforma sin explotar, por lo cual se debe dar prioridad a una total exploración futura, para obtener la información sobre la abundancia, la composición y la distribución de los depósitos en el mar profundo, con el fin de evaluar su utilidad y establecer una base razonable para las decisiones administrativas y legales.
El diseño y elaboración de los perfiles del lecho oceánico y el reconocimiento geológico del fondo del mar proporcionan la base para que la industria emprenda el estudio intensivo y la explotación posterior de los recursos minerales.
Hasta ahora los depósitos de minerales del océano de utilización más común, aparte del petróleo, el gas y el azufre, son la arena, la grava y las conchillas. Desde el punto de vista del tonelaje, éstos son sin duda los elementos minerales explotados más importantes del mundo, ya que alcanzan un valor de alrededor de 2 000 millones de dólares; indudablemente, en el futuro será mayor la eficiencia de las técnicas de extracción para estos recursos.
La investigación ha revelado que existen otros recursos minerales oceánicos que se extraen en pequeñas cantidades, por ejemplo, en Malasia, Tailandia e Indonesia, operan dragas en los yacimientos de estaño fuera de la costa. Se está explotando mineral de hierro frente a Japón y a lo largo de la costa de Terranova. Los valles fluviales submarinos tienen cuantiosos depósitos de oro, platino y estaño. En las aguas de las Bahamas se está explotando carbonato de calcio de gran pureza, y se han encontrado diamantes frente a la desembocadura del río Orange, en la costa de Sudáfrica.
En las profundidades del océano la concentración de minerales sobre el lecho del mar se presenta en forma de nódulos de manganeso, curiosidades químicas que contienen manganeso, níquel, cobalto y cobre. No se conoce su origen ni el porqué de su distribución tan amplia en el océano; no hay duda de que en un futuro no muy lejano estos nódulos serán explotados en cantidades comerciales.
Sin embargo, el petróleo, el gas y el azufre combinados seguirán siendo los recursos minerales más utilizados de los que se localizan en la costa, en un futuro previsible.
El agua dulce es otro recurso importante que se obtendrá del mar. Es probable que para el año 2000 aproximadamente un tercio de los habitantes del mundo vivan en comunidades que, por razones de proximidad, deban considerar al océano como su fuente principal de agua dulce. Se tendrán que desarrollar tecnologías más eficientes para obtener agua dulce que satisfaga esa creciente demanda.
Los aspectos menos tangibles del potencial económico de los océanos y de la forma en que el hombre lo utiliza para su bienestar general, no deben pasarse por alto al analizar el futuro de la tecnología marina. Técnicamente es posible una revolución en el transporte marítimo. Algunos de los problemas de la navegación, como el diseño de los buques y su relación con las olas superficiales: están directamente vinculados con problemas de tecnología, aún pendientes en solución.
Los nuevos sistemas para transferencia de cargas, la maniobra más eficiente de los grandes buques, la mejor preparación de cargas, el diseño de puertos, la manera de desviar los aluviones o evitar la contaminación, dependen de contar con mejores conocimientos de las características propias de la dinámica de los océanos.
Se sabe que una buena parte de las características de la atmósfera proviene de las del mar, debido a la acción recíproca entre hidrosfera y atmósfera. Su mayor conocimiento permitirá contar con pronósticos del tiempo más exactos y de largo alcance, al conocerse las principales corrientes marinas y la variación de su temperatura y salinidad, así como de un mejor entendimiento de los efectos del viento y del Sol sobre el agua. Entre más confiables sean los pronósticos meteorológicos más se podrán evitar los daños ocasionados por los fenómenos atmosféricos originados en el océano.



Figura 26. Planta de energía solar. La Paz, Baja California Sur, México. 
Finalmente, el recurso oceánico del que tenemos mayor necesidad y del que más se habla es el alimento. Los alimentos procedentes del mar pueden constituir una importante fuente de proteínas de bajo precio, necesarias para impedir la desnutrición. Como antes se ha dicho, se ha calculado que más de la mitad de la población mundial sufre desnutrición; un factor principal es la deficiencia en los aminoácidos esenciales que normalmente se ingieren en una dieta adecuada de carne animal.
El concentrado de proteína de pescado proporciona una forma de proteína animal de poco precio, que podrá suprimir los efectos debilitantes de las carencias nutricionales. El hombre deberá conocer cada día más sobre la biología de los recursos vivos del océano para conservar racionalmente los que ya se están explotando y aprovechar nuevos, y tendrá que resolver problemas técnicos y de distribución equitativa de esta riqueza, que serán los más difíciles.
Es importante realizar investigaciones que mejoren el conocimiento de los índices de dispersión que en los océanos presentan los residuos de la utilización de los combustibles, del "veneno orgánico" que contienen los insecticidas, y del material radiactivo de la fisión nuclear, contaminantes que pueden llegar a ser un gran peligro para las especies marinas y que podrán ocasionar cambios muy graves en el equilibrio de la relación océano-atmósfera.
Las suspensiones sólidas y el bióxido de carbono cambian la transparencia de la atmósfera, lo que altera el equilibrio térmico de la Tierra. Los sólidos reflejan la radiación incidente, el bióxido de carbono absorbe la radiación infrarroja saliente. Por ahora no hay seguridad sobre cuál de los efectos es mayor: si prevalecen las suspensiones, la Tierra se enfriará; si el bióxido de carbono se acumula, la Tierra se calentará; por lo que es indispensable un conocimiento minucioso de hasta dónde el hombre puede contaminar el océano.
La investigación científica que la humanidad necesita para entender que el océano es sumamente importante para su futuro puede ofrecer muchas oportunidades concretas para servir a los intereses comunes del hombre, y dar la esperanza de que tales estudios ayuden a cubrir el abismo que separa a los países ricos de los pobres.
El aprovechamiento pacífico de los diversos recursos del océano requerirá de un esfuerzo científico por parte de muchas naciones que trabajen en armonía. Esta clase de investigaciones desafiará a los mejores oceanógrafos futuros.
El conocimiento de los océanos será la base de nuestro futuro y, seguramente, obligará a llevar a cabo una administración inteligente de los recursos oceánicos para beneficio de la humanidad. 




APENDICE
INSTITUCIONES VINCULADAS CON EL APROVECHAMIENTO DEL OCÉANO Y SUS RECURSOS
SECRETARÍAS DE ESTADO
Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH)
Las dependencias de esta secretaría que trabajan sobre problemas relacionados con el océano y sus recursos son:
La Subsecretaría de Planeación, responsable de la administración y de la mejor utilización de las aguas lóticas y lénticas, así como las del subsuelo, lagunas costeras y esteros del país.
De ésta dependen el Departamento de Mejoramiento de la Calidad del Agua en Estuarios y Zonas Costeras; el Departamento de Control de la Calidad del Agua; el Departamento de Estudios y Monitoreo de la Calidad del Agua; y el Departamento de Certificación de la Calidad del Agua en Zonas de Exploración de Recursos Marinos y Lacustres.
Cuenta con tres centros de investigación: el Centro de Estudios Limnológicos de San Pedro de Tlaquepaque, Jalisco; el Centro de Estudios Ecológicos de Acapulco, Guerrero; y el Centro de Estudios de Aguas Litorales de La Paz, Baja California Sur.
Además pertenece a la SARH la Dirección General del Servicio Meteorológico Nacional, que es la encargada de elaborar diariamente los pronósticos meteorológicos para el país y de darles la difusión adecuada.
Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE)
Esta secretaría cuenta con dos direcciones generales relacionadas con el océano y sus recursos, que son: la Dirección General de Prevención y Control de la Contaminación Ambiental y la Dirección General de Conservación Ecológica de los Recursos Naturales.
La primera establece las disposiciones y criterios básicos para la determinación de los procesos a los que deben sujetarse la conducción, tratamiento de depuración y descarga de aguas residuales en las redes colectoras, cuencas, cauces, vasos y aguas marinas.
También desarrolla programas enfocados a mejorar la calidad de la atmósfera, y de las aguas del medio marino, cuyo grado de contaminación se considere peligroso para la salud, la flora, la fauna y los ecosistemas.
La segunda dirección general realiza estudios básicos para elaborar programas de las áreas naturales protegidas y para la conservación, recuperación, reproducción y repoblamiento de especies de flora y fauna, silvestres y acuáticas, tomando en cuenta su grado de perturbación, belleza escénica, relevancia ecológica y su diversidad biológica.
Esta dependencia también otorga permisos para el aprovechamiento, exploración, explotación y extracción de recursos naturales. Asimismo, formula y vigila los lineamientos para la reproducción, propagación, siembra, reintroducción de especies de flora y fauna silvestres y acuáticas. Además, formula y actualiza el catálogo de especies raras, endémicas, amenazadas o en peligro de extinción.
Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT)
La Subsecretaría de Marina Mercante se encarga de los aspectos marinos en las direcciones generales de Marina Mercante, de Obras Marítimas, de Operación Portuaria, de Dragado y de Señalamienlo Marítimo.
Para la formación de los oficiales de la Marina Mercante Mexicana existen las Escuelas Náuticas de Mazatlán, Tampico y Veracruz, así como el buque escuela Náuticas de México.
Secretaría de Educación Pública (SEP)
Para atender el nivel medio básico, la SEP cuenta con 32 escuelas secundarias técnicas a lo largo de los litorales que dependen de la Dirección General de Educación Secundaria Técnica, en las que se imparten las especialidades de pesca, motores, acuicultura, conservación de productos pesqueros y máquinas náuticas; tienen 37 embarcaciones, de las cuales 27 son de ferrocemento y 10 de fibra de vidrio.
Para atender el nivel medio superior y el superior existe la Dirección General de Ciencia y Tecnología del Mar, que cuenta con 24 Centros de Estudios Tecnológicos del Mar y dos institutos de nivel superior, cuya finalidad es preparar a los profesionales para la explotación de los recursos marinos.
Las carreras profesionales que se desarrollan en los institutos de Veracruz, Veracruz y Mazatlán, Sinaloa, son: ingeniería pesquera en métodos y artes de pesca, ingeniería pesquera en procesos alimentarios, ingeniería pesquera en acuacultura, licenciatura en administración de empresas pesqueras, ingeniería en pesca industrial, ingeniería en alimentos marinos; ingeniería en construcción naval y licenciatura en administración de empresas marinas. Asimismo, en el Centro de Graduados de Mazatlán, Sinaloa, se ofrece la maestría de ingeniería pesquera.
Esta dirección cuenta con 30 embarcaciones para las prácticas e investigaciones que desarrollan los profesores y los estudiantes.
A la SEP pertenece el Instituto Nacional de Antropología e Historia, del que depende el Departamento de Arqueología Subacuática, cuyo objetivo fundamental es la investigación y la protección del patrimonio cultural que yace en aguas nacionales.
Secretaría de Marina (SM)
La Dirección General de Oceanografía ejecuta trabajos topohidrográficos, elabora las cartas marítimas, realiza trabajos de investigación oceanográfica, integra el inventario de los recursos marinos de México para ayudar a su preservación, y trata de evitar el deterioro ecológico.
Esta dirección cuenta con seis estaciones de investigación oceanográfica en los siguientes puertos: Ensenada, Baja California; Topolobampo, Sinaloa; Salina Cruz, Oaxaca; Tampico, Tamaulipas; Veracruz, Veracruz y Campeche, Campeche, así como con el Instituto Oceanográfico de Manzanillo, en Colima.
Para realizar sus trabajos, opera los buques oceanográficos B/O Mariano Matamoros, B/OAltair, en el Pacífico, y B/O Dragaminas 20, en el Golfo de México y Mar Caribe.
La Secretaría de Marina preside la Comisión Intersecretarial de Investigación Oceanográfica (CIIO), que se encarga de coordinar las acciones relacionadas con el estudio del mar y el aprovechamiento de sus recursos, y se halla integrada por las secretarías de Patrimonio y Fomento Industrial, de Desarrollo Urbano y Ecología, de Programación y Presupuesto, y de Educación Pública, así como por la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
La Dirección de Educación Naval está encargada de los programas para dar formación a los jefes y oficiales para los mandos navales, capacitar el personal de los barcos y adiestrar a los obreros de los astilleros de la Armada. Cuenta con un buque-escuela: el velero Cuauhtémoc.
Secretaría de Pesca (SEPES)
Tiene como responsabilidad el aprovechamiento y la conservación de los recursos pesqueros del país, realizando sus funciones a través del Instituto Nacional de Pesca y las direcciones generales de Acuacultura, de Flora e Instalaciones Portuarias, de Organización y Capacitación Pesquera y de Regulación Pesquera, así como de la Comisión Nacional Consultiva de Pesca.
El Instituto Nacional de Pesca es responsable de la investigación pesquera cuenta con centros regionales (CRIP) en Rancho Nuevo y en Tampico, Tamaulipas; Yucalpetén, Yucatán; Isla Mujeres y Puerto Morelos, Quintana Roo, en el Golfo de México y Mar Caribe. En las costas del Pacífico: en Ensenada, Baja California; Bahía de Tortugas, y La Paz, Baja California; Guaymas, Sonora; Mazatlán, Sinaloa; Manzanillo, Colima, y Puerto Ángel y Salina Cruz, Oaxaca.
Cuenta con los barcos de investigación pesquera: B/I Alejandro de Humboldt, y B/IOnjuku, y otros 13 barcos de investigación pesquera (BlP) en ambos litorales del país.
La Dirección General de Acuacultura cuenta con 51 piscifactorías en toda la República Mexicana, y se encarga del cultivo de organismos acuáticos tanto en las aguas dulces como en las salobres y marinas.
La Dirección General de Flota e Investigaciones Portuarias se encarga de la organización de la flota de los puertos y terminales pesqueras, para adaptar las obras de infraestructura a las necesidades del país.
La Dirección de Organización y Capacitación tiene tres centros, uno en Mazatlán, Sinaloa, otro en Yucalpetén, Yucatán, y el de Ciudad del Carmen, Campeche, donde capacita pescadores para la pesca costera hasta la de altura.
La Dirección de Regulación Pesquera tiene a su cargo la administración de los recursos pesqueros, y cuenta con oficinas en todos los puertos.
La Comisión Nacional Consultiva de Pesca se encarga de coordinar la participación de los diferentes sectores para la planeación de la industria pesquera, formando comités en todos los estados.
Secretaría de Energía, Minas e Industria Paraestatal (SEMlP)
A través de la Subsecretaría de Energía y Minas se relaciona con el aprovechamiento de los recursos marinos por medio del Consejo de Recursos Minerales de Roca Fosfórica Mexicana," S.A. de C.V. y Exportadora de Sal, S.A. de C.V.
Secretaría de Programación y Presupuesto (SPP)
Coordina los servicios nacionales de estadística geográfica e informática, que contemplan los estudios del territorio nacional y de la zona económica exclusiva.
Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE)
Es la responsable de la política internacional y, por esto, de los aspectos jurídicos sobre el océano, así como de los programas de colaboración con otros países o con los organismos especializados.
Secretaría de Turismo (ST)
Se encarga del desarrollo turístico de la pesca deportiva, parques subacuáticos, y deportes náuticos, generando también la infraestructura necesaria.
Organismos descentralizados
Entre los organismos descentralizados que se relacionan con el océano se encuentran:
La Comisión Federal de Electricidad, el Instituto Mexicano del Petróleo, Petróleos Mexicanos, el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares, Productos Pesqueros Mexicanos, S.A. de C.V., y la Cámara Nacional de la Industria Pesquera.




GLOSARIO

aguas interiores. Son las que se encuentran en el continente detrás de la línea de base que utiliza el estado ribereño para delimitar su mar territorial.
aguas internacionales. Espacio del océano común a todos los países, situado más allá de la zona económica exclusiva o del mar territorial.
aguas territoriales. Faja marítima que cubre la costa del estado ribereño.
alta mar. Región del océano libre de cualquier influencia permanente de soberanía por parte de algún país.
archipiélago. Región del océano poblada de islas, o bien, el conjunto de estas islas.
asentamiento. Instalación de una comunidad humana en un lugar determinado.
atracar. Arrimar una embarcación a tierra o a otra nave.
autonomía. Tiempo que puede trabajar una embarcación en el mar de acuerdo con la cantidad de combustible y agua que lleva.
bahía. En derecho del mar: "toda escotadura bien determinada cuya penetración tierra adentro, en relación con la anchura de su boca, es tal que contiene aguas cercadas por la costa."
bajos. Zonas del mar de poca profundidad.
baliza. Señal fija o flotante, autónoma, que indica bajos o canales para navegar.
boletín. Publicación científica periódica.
boya. Estructura flotante o fija al fondo del mar, o en un río o un lago, que se utiliza como señal.
buque. En derecho del mar: "bien mueble, compuesto de diversos elementos físicos, tales como casco, maquinaria, cubiertas, bodegas, ancla, etc., Todo lo que constituye una unidad para la navegación en el mar abierto."
carcinógeno. Que puede producir cáncer.
CIAT Comisión Interamericana del Atún Tropical. Organismo que regula la pesquería del atún en el Océano Pacífico tropical.
cisterna. Depósito de agua de las embarcaciones.
CONFEMAR Conferencia de las Naciones Unidas sobre el derecho del mar.
contaminación. Introducción directa o indirecta al ambiente marino de sustancia o energía, ocasionando daños a los vegetales y animales, así como a la salud humana.
delimitación marítima. Límite de un espacio oceánico dado, dentro del derecho del mar.
derecho del mar o derecho del espacio oceánico. Es una de las ramas más modernas, innovadoras y dinámicas del derecho de gentes, que se refiere a los asuntos del océano.
ecosistema. Sistema único formado por la comunidad de seres vivos y su hábitat, con el que intercambian materia y energía.
ecumene. La población que habita todo el planeta.
especie anádroma. Organismo que pasa la mayor parte de su ciclo vital en el mar y sólo regresa a los ríos a reproducirse; por ejemplo, el salmón.
especie catádroma. Organismo que pasa la mayor parte de su ciclo vital en los lagos y ríos y luego migra al mar a reproducirse; por ejemplo, la anguila.
especie migratoria. Organismo que se desplaza, a lo largo de una ruta, de un área oceánica a otra, por causas relacionadas con su alimentación o reproducción.
especie sedentaria. Organismo fijo al fondo y con movimientos cortos. Desde tiempos remotos se considera que pertenecen al estado ribereño, el cual tiene derecho a su explotación exclusiva, así como a reglamentar su aprovechamiento y conservación.
estado ribereño. Estado que tiene costa marina y que ejerce derecho sobre los recursos que en ella se encuentran.
étnico. Lo que pertenece a una nación o raza.
etnogénesis. El origen de las naciones o razas.
FAO. Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
fondo marino y oceánico. En derecho del mar: "es el área submarina y su subsuelo, mas no las aguas suprayacentes, que se encuentran fuera de los límites de la jurisdicción nacional."
fotosíntesis. Función que realizan los vegetales verdes para transtormar sustancias inorgánicas, es decir, agua y sales minerales, en sustancias orgánicas como glúcidos, lípidos y prótidos.
golfo. Penetración del mar en la tierra, difícil de diferenciar de una bahía, excepto por el tamaño.
inerte. Que no tiene movimiento.
isla. Extensión natural de tierra, rodeada de agua, que se encuentra sobre el nivel máximo del mar.
isla artificial. Isla construida por el hombre sobre la superficie del mar en su zona económica exclusiva con fines científicos, industriales, turísticos, navales, etc., y sobre la cual el estado ribereño tiene total derecho.
jurisdicción marítima. Facultad del estado ribereño para esblecer las leyes sobre su mar territorial y sobre su zona económica exclusiva.
latitud. Distancia que existe desde un punto de la superficie terrestre al ecuador.
longitud. Distancia de un lugar de la superficie terrestre con respecto al meridiano de Greenwich.
megalópolis. Ciudad muy grande donde se acumula una población numerosa.
mena. Mineral formado principalmente por hierro, tal como se extrae antes de limpiarlo.
mutación. Cambios bruscos en el fenotipo de una especie, que se transmiten por herencia a los descendientes, debido a una variación de un gen.
mutagénico. Agente que causa mutaciones.
nidificación. Conjunto de acciones realizadas por las aves para fabricar sus nidos.
nómada. Pueblo que no tiene un domicilio fijo.
ONU. Organización de las Naciones Unidas.
piratería. En derecho del mar: "todo acto ilegal de violencia o detención, cometido con un propósito personal por la tripulación o los pasajeros de un buque privado y dirigido contra un buque o contra personas."
PNUD. Fondo especial de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
población. Número de personas que forman un pueblo, una provincia o una nación.
polución. Se utiliza como sinónimo de contaminación.
puerto. Sitio fluvial o marítimo que utilizan las embarcaciones para embarcar o desembarcar mercancías, productos o pasajeros, así como para sus reparaciones y avituallamiento.
rada. Zona utilizada para la carga, descarga y fondeo de buques y que forma parte de las aguas interiores de un estado ribereño.
submarino. Embarcación sumergible que puede ser utilizada para investigación científica y para fines bélicos.
tundra. Área del planeta que presenta un terreno abierto y llano, de clima subglacial y subsuelo helado, con vegetación formada por musgos y líquenes.
UNESCO. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
zona contigua. Espacio oceánico adyacente al mar territorial, de una anchura igual o menor que él, en la cual el estado ribereño tiene ciertos derechos para fines específicos, en particular de tipo aduanero, fiscal, de inmigración y sanitarios.
zona de pesca. Área oceánica de anchura variable contigua al mar territorial, sobre la cual el estado ribereño ejerce derechos exclusivos para el aprovechamiento y la conservación de los recursos que ahí se encuentren.



BIBLIOGRAFÍA
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CONTRAPORTADA
Con una exhortación cordial de los autores: "¡Hay que conocer el mar!", se inició en 1986 la publicación de una serie de doce volúmenes con el título general de El océano y sus recursos, en la que se fue tratando siempre en forma clara y sintetizando en la exposición un conjunto considerable de conocimientos, lo que el hombre ha aprendido en su largo trato con el mar desde el momento en que, ya en forma consciente, aspiró el olor profundo de la brisa marina, mezcla de sales y soles, de vida y de muerte, de elementos desconocidos, y observó el movimiento continuo, de organismo vivo, de un cuerpo de agua que, en comparación, parecía magnificar la pequeñez humana como lo hace la visión del cielo diurno y nocturno.
Desde aquel remoto entonces, la relación hombre mar ha sido ambivalente: amor-odio, colaboración-enemistad. Aun en nuestro tiempo, cuando en aras de una técnica todavía no dominada, se contamina el océano, se explotan sus recursos más allá de lo racional y grandes barcos recorren las antaño infinitas rutas de la mar océana, es todavía increíblemente vasto lo que del mar se desconoce y, con toda su técnica a cuestas, el hombre moderno es tan indefenso ante, digamos, un huracán como lo era el hombre primitivo.
El mar se caracteriza por ser, por constituir, una cadena inmensa de fenómenos físico-químicos muchos de los cuales apenas empiezan a ser comprendidos, y los doce volúmenes de El océano y sus recursos ofrecen un amplio panorama de las investigaciones oceánicas desde el enfoque particular de ciencias diversas: biología, química, geología, matemáticas, economía, etc., que conforman un campo de estudio enorme observado —y esta es una de sus ventajas principales— desde un punto de vista que privilegia al lector nacional.
El último volumen de la serie analiza el futuro de los océanos. La ciencia emprende una carrera contra el tiempo cuando se presentan ya los efectos de la sobrepoblación y un crecimiento exponencial de la industria planeada al azar y sin tomar en cuenta el delicado equilibrio en que se basa la vida sobre la Tierra y cuyo pilar principal es el mar.
Juan Luis Cifuentes, catedrático universitario y director de la Facultad de Ciencias de laUNAM (1973-1977) y sus dos discípulas y colaboradoras, Pilar Torres-García y Marcela Frías Mondragón, catedráticas del Laboratorio de Invertebrados de la misma Facultad, se abocaron a la tarea de redactar los doce volúmenes de El océano y sus recursos, que culminan con El futuro de los océanos. 


Diseño: Carlos Haces / Fotografía: Carlos Franco.




Entre los factores que han contribuido al crecimiento de la población humana, se encuentra el hecho de que dentro de los últimos 100 años, la medicina ha tenido un proceso que ha permitido ampliar en gran proporción las perspectivas de vida del individuo. 

Figura 19. Problemas ocasionados por la contaminación. 
También se ha controlado la mortalidad por epidemias, que antiguamente diezmaban a las poblaciones. No obstante que muchos seres humanos siguen padeciendo de mal nutrición, las muertes producidas por esta causa han disminuido en los últimos años.